El viaje definitivo (Juan Ramón Jiménez) en la voz de Jesús Quintero
"Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando."
Juan Ramón Jiménez.
Una vez envié un poema de Juan Ramón
como una especie de santo y seña
pero no siempre lo entienden
no siempre los demás son solidarios
atrapados en sus egos
enormes ombligos en diminutos cuerpos.
Fue el final de aquel comienzo.
Pienso y compruebo lo difícil que es creer
por no decir, seguir creyendo.
Perdoné daños casi imperdonables
sustituí rostros insustituibles
olvidé personas inolvidables
me decepcionaron algunos
así como también yo decepcioné a alguien.
Una vez me paré debajo de un techo
en la gran vía
y abracé y le dije te quiero
a cuanto desconocido pasaba
y los desconocidos se dejaban abrazar
y tengo cuatro amigos para siempre,
por eso están bien cubiertas
las cuatro asas de mi ataúd
otros tendrán que ponerle rueditas al suyo
mientras enviarán sms desde sus blackberrys.
Muchas fueron las veces en que amé
pero también fueron muchas las que me rechazaron
Pero amé y fui amado
y otras, no supe amar cuando me amaron.
Hice promesas hermosas y eternas
que luego no cumplí
lloré viendo viejas fotos
Y fueron varias las noches
que llamé a algún teléfono
solamente para escuchar una voz
y la certeza de estar vivo.
Me enamoré una y otra vez
y de mí se enamoraron.
En mi casa tuvieron posada y abrigo
y fueron varios los caminantes desconocidos.
Me pregunto entonces qué hemos hecho
si alguien no acude al llamado de alguien
si son capaces de cambiarte
por unas pocas butacas llenas
de un teatro casi vacío.
Una no, fueron dos las veces
en que pensé que moría
por tanta nostalgia acumulada
y en aquellas interminables
noches blancas de hospital
fueron los ojos de mis hijos,
la voz del viejo Angel González
y aquella música y mis amigos
todos tiraron fuerte y
volví a la vida.
Antes de eso fue el mejor de los tiempos
pero no hubo quien me lo dijera
Después tuvimos que aprender duras lecciones.
Todos ellos han seguido sin mí
mientras yo me ahogo
en un mar de caras extrañas.
No sé como hice para llegar hasta aquí
pero aquí estoy y al fin de cuentas
he perdido mucho
pero también gano mucho todos los días.
Parado frente a un espejo
que me devuelve la imagen
de un hombre que no conozco
y que sin embargo me sonríe.
Le agradezco y me enamoro
cada día de esta vida
cuando todo estaba perdido
cuando nada me sacudía
mil fallas incendiaron el cielo
el fuego que renacía quemándolo todo
y una vez más, volví a renacer.
Por eso mis queridos amigos y enemigos/
Lo he perdido todo.
Pero sobreviví
y todavía sigo estando vivo.
gt. -bs. as. en el último día del otoño del 2012-
El viaje definitivo
Yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Juan Ramón Jiménez.
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3 comentarios:
Que lo parió... Viejo Gato, siga pa`lante carajo, a pesar que fuí un desconocido, lo conozco, si lo conozco y por eso me atrevo a decirle que no me afloje. Que en algún viejo periodico repartido habrá alguna buena notícia, en la que ese abrazo no fué en vano...
Enrique Valado
Gato, comparto cada una de tus palabras.
Como si un grito mudo hubiera llegado hasta aquí, como si de pronto esas mismas palabras pasaron raya y entonces que cada uno se haga cargo.
Yo también estoy cansada de tanto "me gusta", de tanto discurso que no se sustenta en los hechos, de tanto salvar a las ballenas y olvidarnos del prójimo.
Abrazo fraterno.
Enrique:
Usted no tiene que atreverse.
Usted va y dice lo que quiera decir.
Un abrazo.
Verónica:
Si llegó el grito, aunque mudo... ya está.
Abrazo para vos también.
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