Clarice Lispector |
(Mientras hablaba con una buena amiga acerca de la vida y sus idas y venidas, en un momento me dijo "perdoná que te corte pero esperá que te mando un texto que tiene mucho que ver con todo esto.")
Entregarse por fin.
El placer es abrir las manos y dejar correr sin avaricia el vacío-pleno que se estaba aferrando encarnizadamente.
Y de repente el sobresalto: Ah, he abierto las manos y el corazón y no he perdido nada!
Y el susto: despierta, porque existe el peligro de que el corazón esté libre!
Hasta que se comprende que en ese dilatarse se encuentra el placer mucho más peligroso de ser.
Pero viene una seguridad extraña: siempre habrá algo que gastar. No hay que ser, pues, avaro con ese vacío-pleno: hay que gastarlo.
Clarice Lispector (Descubrimientos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario