Allá por 1981, a las 9 de la noche, Brasil se paralizaba. El motivo… a esa hora comenzaba “Piedra sobre piedra”, una telenovela de la Red Globo. Tanto era así que hasta los partidos del Flamengo se movían a las 7 de la tarde. La canción que abría la telenovela era “Piedras que cantan” de un tal Raimundo Fagner, un músico totalmente desconocido para mí. Hasta que caminando una tarde por la calle Rúa Felipe Schmidt, la calle más céntrica de todo Florianópolis, desde las casas de ventas de discos, se escuchaba una canción… “Fanatismo” del mismísimo Raimundo Fagner. Fagner había lanzado su disco “Traducir-se”, el cual se transformó rápidamente en el nro. 1 en ventas. En esa grabación, Fagner compartía canciones junto a Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat y hasta nos regalaba una versión antológica junto a Tomatito de “Verde que te quiero verde”… un poema de Federico García Lorca. Cuando uno piensa en la música brasilera, inevitablemente aparecen la bosa nova o el samba. Pero Brasil es muy grande… es enorme! Fagner viene desde Ceará, de tierras sertanejas donde nunca llueve, de la aridez, la sequía y la pobreza. Y su música, vaya que así lo refleja.
En Casa do Suco, mi segunda casa y en donde no era precisamente zumos o jugos lo que allí servían, vi de pronto un afiche que anunciaba un concierto de Raimundo Fagner en la Universidad de Florianópolis. Y allá nos fuimos con Edi… jamás olvidaré ese concierto. Fue una de esas noches que guardo para siempre en mi cajita azul de la memoria. Una multitud, la mayoría estudiantes, cantando junto a Fagner cada una de las canciones. Hasta que llegó “Fanatismo”… Fagner hizo subir al escenario a su paisano Zé Ramalho, otro cantante del Sertao brasilero. Cuando comenzó a sonar el acordeón, la multitud hizo silencio… uno de esos silencios que significan admiración pero más, mucho más… respeto. Era la música nordestina del Brasil, la muchas veces ninguneada, la que no es for-export… Claro que sí… hoy abro mi cajita azul y dejo volar esta canción. La misma canción que a mis 21 años, vi volar libremente. Ahí están los dos… Fagner y Zé Ramalho, mucho más viejos… pero también nosotros, que tal como decía Neruda… “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…”
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