la calle donde habito (II) |
Afuera, el otoño que quiere ser invierno.
Adentro, la noche infinita avanzando hacia viejas carreteras.
Las esquinas del alma, de baúles llenos de bufandas tejidas por alguna abuela.
Allá, donde se juntan las almitas en pena.
Donde siempre es noche y antes era olvido.
Esta hora precisa, exacta, impar.
La hora de un hombre y una mujer.
La hora de los caminantes.
Que si no sale bien, entonces lo haremos nosotros.
Mientras haya calles donde correr desnudos.
Mientras haya confesionarios donde hacerte el amor.
Mientras haya alguien más loco que el otro.
Nosotros.
gt (bs.as. - a fines del otoño)
.
6 comentarios:
Si estas letras son tuyas...me saco el sombrero! Si no lo son...también. Beso.
Eli... que sí mujer... que esas letras son mías.
Por otra parte, hermoso tu sombrero con margaritas!
Se agradece!
Otro beso.
Hola
He llegado aquí por casualidad y me encuentro con un poema fascinante, con imágenes dibujadas con manos maestras.
Esas esquinas del alma donde los caminantes se transforman en uno solo para mirarse quizá con otros ojos.
Bellísimo
Siempre donde haya gatos me quedo, los amo.
Un beso.
lujanfraix.blogspot.com
Te dejo esta dirección porque tengo varios sitios pero en éste escribo todos los días.
soy de Argentina.
Luján, agradezco y mucho tu comentario.
Tomo nota de tu blog.
Saludos!
quién pudiera saber de horas precisas...
mientras haya ganas y fe, todo es posible.
Rochies... ganas y fe. Pero a veces no alcanza, o sí?
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