martes, 5 de julio de 2011

Jorge Castro Flórez... hasta siempre, Compañero!

Jorge Castro Flórez... el querido "Gallego"

Fue hace unas horas atrás.
Mientras caminaba por Madrid sonó el móvil.
Alguien que no conozco me dio la noticia.
En la madrugada de hoy, mi querido compañero y amigo, el escultor Jorge Castro había decidido dejar de vivir.
Una mezcla de alivio y tristeza fue la primer sensación.
Al fin mi querido “Gallego” había dejado de sufrir.
Tristeza por no habernos podido dar el último abrazo.
Al regresar a casa se lo conté a mis hijos y sus reacciones fueron similares a la mía.
Recién nomás, Tamara me dijo que debería sentir alegría por haber sido compañero del Gallego, por haber sido elegido por ese ser tan querido para compartir los sueños al fin de su vida.
Y tiene razón Tamara... claro que sí.
La historia del Gallego es tan hermosa como increíble y sabiendo que su enfermedad no le daría tregua alguna fue que decidí rescatar esa historia a través de un documental.
Lo soñé... juro que lo soñé. Fueron varias las noches en los que iba imaginando la trama... primero que el Gallego cuente su historia.
Su niñez bajo las bombas franquistas y los días en aquel campo de concentración. El viaje en barco junto al resto de su familia rumbo a Uruguay, su amistad con el Ruso Rosencoff, el descubrimiento de la escultura, su ida a Canadá y finalmente el cierre de ese viaje que fue su vida, nuevamente España.
Así fue que comencé a hablar con amigos y conocidos, tratando de entusiasmarlos con el proyecto.
El primero que se subió fue otro querido amigo, José María Hortelano, fotógrafo y director de cine.
La Universidad de Alicante a través de Carmen Alemany, directora del Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti, me dio el espaldarazo definitivo.
A Daniel Viglietti, amigo personal del Gallego no me costó nada convencerlo de que participara en la banda sonora del documental.
Y allá nos fuimos en febrero del año pasado con José María a Agost, pueblo de la provincia de Alicante donde el Gallego vivió sus últimos años.
Debemos tener unas 30 horas de filmación.
Por cuestiones de la vida ese proyecto quedó un tanto dormido.
No cuento con los medios tecnológicos adecuados para editar correctamente y junto con José María decidimos que el día que decidamos editar el documental será con los mejores recursos técnicos.
Tal vez no tengamos el mejor sonido, en algunas tomas hay errores de iluminación... no importa Gallego... no importa.
Acabo de ver algunas tomas y verte así, tan natural... hablando de la vida, del arte y nuevamente de la vida.
La decisión está tomada.
Ahora sí Gallego, ahora sí.
Porque y sin hablarlo, los dos siempre supimos que esos momentos que filmamos, el ruido del taller, la forja de los nudos, el noble metal... todo eso sería para rescatar al hombre del olvido.
Hace pocas horas que te fuiste...
Aún me parece que en cualquier momento me sonará el móvil y escucharé tu voz...
Yo no sé que hay cuando sucede la muerte.
Yo no lo sé.
Pero sí sé lo que hubo y lo que fuiste mientras ocurrió la vida.
Fuiste un artista comprometido con su tiempo.
Fuiste un amante enamorado.
Fuiste un Compañero entrañable.
Mucho te debo, querido Gallego... mucho.
Y aunque entre Compañeros no existen las deudas, algún día habré de saldar la mía.
Que lo sepan todos, hoy se murió una parte grande de mi alegría.
Se me murió el Gallego Castro.
Se me murió un Compañero.

Cuanto amor y no poder ante la muerte... junto al Sabalero y al Gallego...
me van dejando solo...