martes, 25 de abril de 2023

El Fentanilo y yo...

 EL FENTANILO Y YO...

Hay canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida y esta es una de ellas.
Pero esta versión la hace mejor aún.
Chris Cornell murió hace casi 5 años suicidándose en el baño de un hotel luego de un concierto con su banda Soundgarden. Cornell, considerado como una de las mejores voces del rock de todos los tiempos, era un adicto al Fentanilo (Morfina sintética), debido a sus fuertes dolores de columna.
Hoy, confieso que yo también lo fui. Era la única forma de aminorar un poco los dolores que sentía en mis huesos y lo utilizaba a través de unos parches que debía cambiar cada 3 días. Si olvidaba cambiarlo, mi cuerpo se retorcía... mis brazos y mis piernas se contraían pidiéndome más y más.
Así estuve casi 7 años... Hoy, el Fentanilo (el exceso, claro) es una de las principales causas de muerte en los EEUU. Por eso yo me mantuve en los parches de 50 grs., cuando los médicos me recomendaban que subiera la dosis... yo no quise hacerlo.
Finalmente cuando me operaron, pude dejarlo atrás.
Pero jamás olvidaré aquellas noches de abstinencia, cuando el cuerpo me pedía "dame fentanilo..." Y logré vencerlo. Pero entiendo el infierno por el que pasan aquellos que deben consumirlo. Es una droga adictiva y que te puede llevar a la muerte.
Por eso tal vez esta versión de Chris Cornell sea mi preferida, porque conozco ese infierno... Hay un comentario sobre esta canción en Youtube que dice: "Prince la compuso, Shinedd O'Connor la hizo famosa y Chris Cornell la inmortalizó." Y yo, en esta noche estrellada aquí en Madrid, la vuelvo a escuchar otra vez. Claro, Chris Cornell acabó suicidándose y esto no es una apología del suicidio, pero los que hemos tenido que utilizar el fentanilo, los que hemos convivido tantos años con el dolor, tal vez podamos llegar a entenderlo... O no. Qué se yo...



sábado, 1 de abril de 2023

La banda sonora de mi vida...

Yo, al igual que todo el mundo, soy pasajero de mi tiempo. Protagonista de una película que jamás se estrenará. Fui niño en el barrio del Prado, correteé en el barrio del Cerro y fui adolescente en Malvín, donde también me hice hombre. Treintañero en el Centro, Ciudad Vieja y Solymar. Cuarentón en Atlanta, Dénia y Buenos Aires y aquí, en Madrid… comencé a envejecer. Montevideo, Canelones, EE.UU., Argentina y Buenos Aires… si habremos caminado! Pero de lo que no me olvido es de aquellas tardes cuando Don Carlos Solé me llevaba al Estadio Centenario a ver a Peñarol. De las luchas obreras… del puente sobre el Pantanoso llenito de banderas rojas, portadas por los trabajadores del Frigorífico Nacional. De la esquina de Boulevard Artigas y Cuaró (hoy Carlos Solé) y del Bar Capitol de mi padrino el viejo Scasso, un mafioso al que le besaban el anillo en el viejo Mercado Modelo. De mi maestra de 1er. grado en la escuela Adolfo Berro, del Peñarol del ’66, del equipo de Malvín con el Manteca Martínez, el colorado Barbadora y el Pilu Santillán, de las noches de carnaval en el Club Capitol. Del olor a albahaca y romero en la cocina de mi abuela, de sus plantas en viejas latas de aceite y de sus enormes ojos celestes… Del Gitano Iglesias y del Pistola Marciscano, corriendo detrás de mis hijos en un ensayo de los Diablos Verdes o de la Reina de la Teja, tratando de curarle con agua oxigenada las rodillas rotas de mis hijos Tamara y Camilo. Mis murgas… los Diablos, la Reina, Contrafarsa y la Falta… por eso recuerdo bien aquella noche cuando en la esquina de Gil y Cuaró paró el camión de los Asaltantes con Patente. Sí… yo ví cantar en esa esquina antes de actuar en el Club Capitol a los Asaltantes. Recuerdo bien aquella noche. Bajaron del camión y los murguistas se alinearon. Entonces fue cuando Cachela, su histórico director dio el “Tré” y comenzaron a cantar la retirada del ’32. Yo estuve allí… y ahí nació mi amor por la murga. Hoy, en esta noche estrellada y madrileña, tal vez debajo de una farola se plante una murga dirigida por el Pitufo Lombardo o por Julio Julián y comience a cantar… al igual que Mark Knofler, Darnauchans, Leonard Cohen, Zitarrosa o Bob Dylan, la murga es parte de la banda sonora de mi vida… de aquella película que jamás se estrenará, pero que valió la pena vivir. Qué lo parió!