miércoles, 23 de enero de 2013

Montevideo.



Montevideo.
La ciudad que mira al río que quiere ser mar.
La capital más al sur del sur.
Donde aún se mide el tiempo con el silencio que dejan las palabras que no pudimos pronunciar.
De la vorágine de Buenos Aires a esta sabia quietud montevideana.
Porque ya no quedan playas con chozas de coral donde guarecerse.
Porque ahora tan solo toca invocar a mis poetas nazaríes.
Por eso elijo Montevideo.
Lugar donde velo mis armas,
                                              para la lucha final.

gt. ene/2013
(mientras un sol de verano montevideano incendia el horizonte)



En su libro póstumo "El zorro arriba y el zorro abajo", José María Arguedas (Andahuaylas, Perú - 1911/1969) escribió:
"Ahora estoy en Santiago de Chile y no tengo fuerzas para hacer lo que quiero.
Y lo que quiero es irme a Montevideo y encontrar a Onetti para apretarle la mano con la que escribe."

Juan Carlos Onetti

En su agenda, Juan Carlos Onetti escribió por última vez lo siguiente:
"sábado 27-3-93.
Tal vez mi sensación luctuosa nazca diretamente de que al escribir la última palabra de mis libros, experimentaré siempre una sensación de adiós.
Que se las arreglen.
Nunca los leeré ni corregiré pruebas de imprenta."

Onetti apuntando a la cámara con un arma de jueguete

Cuando le pidieron a Fernando Cabrera que musicalizara el documental "Jamás leí a Onetti", el músico montevideano se metió en la piel del elefante. Fue y vino durante días y días. Buceó una y otra vez por "Los adioses" y "El astillero" de Onetti. Anduvo por calles y plazas de aquella Santa María montevideana.
Y fue entonces cuando Cabrera compuso "Después del muelle":

Supieron por fin que la noche es eterna.
Ahora son libres como si lo fueran.
Tinieblas sin cambio, por más que prendieran
minúscula y breve la tenue linterna.

Quisieron ser reyes, fundar una tierra.
El sueño duró mientras ellos soñaban.
Después, un mal día sufrieron la sierra,
el árbol del sueño y el sol ya no estaba.
Ahora son libres como si lo fueran.

Se creyeron fundadores, adelantados con capa.
Novatos innovadores de sueños, metas y mapas.
Olvidados tripulantes, vieja tribu de bandidos.
Por viajeros... por errantes...
siempre dados por perdidos.

Viajar a la locura y volver,
tal vez fuera el fin de este viaje.
Un sabio temerario es aquel que suma cautela y coraje.
Misión del temerario, aprender.
Cautela también es coraje.

"Después del muelle" - Fernando Cabrera


jueves, 17 de enero de 2013

Alfredo Zitarrosa y la milonga sangrante.


"Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... tal vez un día... de soledad y rabia... de ternura... o de algún violento amor; de amor... sin duda."
Guitarra Negra - Alfredo Zitarrosa

Un 17 de enero como el de hoy, Alfredo Zitarrosa se peinó a la gomina, se puso su traje negro impecable, miró el reloj y se fue de gira y para siempre.
Y más aún, entraba en la leyenda.
Se hacía carne viva, se transformaba definitivamente en la voz de todo un pueblo.
Alfredo Zitarrosa, uruguayo y cantor de milongas, que son la misma cosa.
Capaz de enamorar a las chiquilinas del barrio con su "Milonga para una niña", de denunciar la explotación de los trabajadores rurales con su "Milonga cañera", de marcar a fuego a la dictadura que asoló nuestro país con su "Adagio a mi país" y su inmensa "Guitarra Negra".
Esta vez no toca hablar de olvido.
Porque el "Flaco" Zitarrosa está presente en la memoria colectiva y no solo de los uruguayos. Puedo dar fe porque lo siento permanentemente, en Argentina lo consideran uno de los suyos. Y lo mismo en Venezuela y también en México.
De aquel dolor transformado en un casi suicidin por el exilio, primero en Argentina, luego España y finalmente México, hasta sus últimos días de regreso en su país.
La voz y las milongas de Zitarrosa... sus milongas sangrantes.
Aquel 17 de enero de 1989, la brigada Líber Arce de la UJC pintó sobre los muros de la ahora Plaza Zitarrosa... "La milonga está llorando".
Alfredo Zitarrosa, ayer... hoy... y cada vez más, siempre.
Salud!


domingo, 6 de enero de 2013

2013... allá vamos!


Caminando por una carretera, sin destino ni final.
Tomados de la mano.
Con la certeza del paso firme y la locura en la maleta.
Sabedores de seguir pariendo madrugadas.
Y si algún día el camino se bifurca, la promesa de no mirar atrás.
Seguramente yo haré trampa una vez más y empuñaré un pañuelo rojo con lunares blancos.


gt.
(bs.as. a comienzos del 2013)


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miércoles, 2 de enero de 2013

“Falleció Ladislao Mazurkiewicz, ahora el arco iris tiene golero.” (O.Puente)

Ladislao Mazurkiewicz 

Pasan las horas y desde que que recibí la triste noticia, sigo sin creérmelo.
El enorme “Chiquito” Mazurkiewicz se nos fue y para siempre.
Un nombre, un rostro, una foto en blanco y negro de mi niñez.
El relato de Carlitos Solé y Heber Pinto... 
“Mazurkiewicz vuela y atrapa...” o “Mazurkiewicz voló como un carabelle”.

Aquellas tapas de la “Revista de los Deportes”, dirigida por Don Juan Ángel Miraglia.
Las atajadas contra Pelé y toda aquella delantera mágica del Santos.
La Intercontinental ganada ante el Real Madrid en el mismísimo Chamartín en el '66.
Las dos paradas en una misma jugada al holandés Johny Rep en el Mundial del ’74.
Verlo salir al borde del área y bajar el centro con una sola mano...
Aquel récord alcanzado de mantener la valla invicta, cuando el árbitro Otero paró el partido y fue a darle la mano mientras el Centenario se venía abajo.
La despedida del ruso Lev Yaschin... “La Araña Negra”, entregándole sus guantes a Mazurkiewicz y de esa forma, declararlo su heredero.

Podíamos recitar de memoria aquel Peñarol de los ’60... Mazurkiewicz, Lezcano (el paraguayo que también se nos fue este año) y Varela... o el triángulo de la Selección Uruguaya... Mazurkiewicz, Ancheta y Matosas.
Y su flequillo... el que hacía suspirar a las chiquilinas del lugar.
Podía faltarnos cualquier figurita del álbum "Los Trico y los Peña", pero jamás la del "Chiquito".
Allá iba mi vieja a la feria de Tristán Narvaja a conseguirme el cromo de Mazurkiewicz.
Campeón a todo... crá’perdido entre los crá’...
Se nos fue Ladislao Mazurkiewicz... el “Chiquito”... Mazurka... el más grande.

Yo lo vi jugar...
Yo estuve ahí...
en aquellas inolvidables tardes del Estadio Centenario.
Peñarol y la “Celeste” y antes fue Racing de Montevideo y después el Granada de España, Atlético Mineiro de Brasil, Cobreloa de Chile y el América de Cali, Colombia.
Y ahora, entre tanto titular de periódico, me quedo con lo que escribió Omar Puentes, periodista deportivo y compañero en tiempos del BPS... 
“Falleció Ladislao Mazurkiewicz, ahora el arco iris tiene golero.”


Pelé y Mazurkiewicz