lunes, 2 de septiembre de 2013

La palabra muda.



todo el día revoloteando a su alrededor
y por más que le canto mi mejor canción
como si estuviera mudo o tal vez muerto
tan solo escucho la voz del contestador.

gt. (Torrente-Valencia agosto'13)

sábado, 17 de agosto de 2013

Paraguas



nosotros
en los días de lluvia
con los bolsillos llenitos de nostalgia
de un tiempo que ya ni siquiera sé si existió
y hoy como duele saber
cuando haya pasado este tiempo
tan solo recordaré
que nunca utilizábamos paraguas
en los días de lluvia.-

gt.-
agosto’2013
torrente (en una extrañamente lluviosa noche de verano).




.

lunes, 10 de junio de 2013

La Noche Azul


Este próximo jueves 13 de junio, a las 23 horas de España, comenzamos un nuevo programa de radio.
Y lo llamamos "La Noche Azul".
Como dice Ale en la presentación...
"Desde una esquina cualquiera.
Desde alguna callecita empedrada de Buenos Aires, Montevideo o Madrid.
Desde donde nos alcance la vida...
Un programa creado y conducido por el Gato.
Comienza... La noche azul"

Además de salir por La Radio del Gato (laradiodelgato.blogspot.com), saldremos por Club de Radio de Buenos Aires, Argentina (clubderadio.blogspot.com) y en la 104.9 FM Radio Pimienta de Tenerife, Canarias.

Los jueves a las 23 hs. de España (17:00 de México, 19:00 de Argentina/Uruguay).
Y su repetición a las 5:00am del viernes de España (0:00 de Argentina/Uruguay y 22:00 del jueves en México) para que allí también, la Noche sea Azul.

Los espero y les agradezco la difusión.

sábado, 25 de mayo de 2013

Vidala para mi sombra.



"A veces sigo a mi sombra
a veces viene detrás,
pobrecita si me muero
con quién va a andar."
Julio Santos Espinosa

Escuchando la Radio del Gato, Jorge Cafrune decía y también cantaba, la "Vidala para mi sombra".
Y me detuve a escucharla.
Porque eso de "pobrecita si me muero, con quién va a andar" es un asunto muy serio.
Esos versos de Julio Santos Espinosa, poeta argentino nacido en Salta, fueron escritos con la tristeza de las almas tristes.
No puede haber otra forma de hacerlo.
Y qué hija de puta que es la muerte!
Cómo sabe de música!
Los hombres y mujeres del norte argentino saben de historias y justamente una de ellas cuenta que el bueno de Manuel Castilla trataba entre vino y vino, que don Julio no le escribiera a la muerte. Que eso era muy peligroso porque la muerte se enamora de uno y entonces viene y se lo lleva. Y don Julio, que entraba y salía del hospital cada pocos días, seguía escribiéndole a la muy puta.
Cuentan también, que cuando el poeta escuchó la grabación que realizara Atahualpa Yupanki de su vidala, bebió lentamente un sorbo de vino y dijo bajito: -No me convence la interpretación.-
Y dijo esto sin saber que en la voz de Atahualpa, él también estaba entrando en la leyenda del folcklore argentino. Al día de hoy, su "Vidala para mi sombra", es el segundo tema más grabado de la música argentina. Desde aquella primera grabación de Yupanki, pasando por Jorge Cafrune, los Falú, Mariana Carrizo, Pedro Aznar y tantos más.
Y no solo en Salta los hombres y mujeres cuentan historias.
Eso también sucede y mucho en Montevideo.
Y allí cuentan que al poco tiempo de morir Alfredo Zitarrosa, alguien encontró en su departamento de Malvín, allí en Almería y Concepción del Uruguay, una caja llenita de cintas con grabaciones inéditas de Alfredo.
De una de esas cintas se pueden escuchar a Zitarrosa y su alma., ambos cantando "Vidala para mi sombra". Y me lo imagino a Alfredo cantando y sintiendo esas estrofas de Julio Santos Espinosa como propias. Cántandole y hablándole a su sombra, rogándole que no se olvide de él, derramando su propio vino para que la vida beba con él. Y si acaso llegada la muerte, que sea ella, su sombra... la que brinde por él.
Y al rato de escucharlo a Alfredo nomás, me fui a caminar al bosque.
El sol tibio bañándome de tibieza.
Y cada tanto miraba hacia atrás, para saber si estaba mi sombra.

Vidala para mi sombra (Julio Santos Espinosa)

A veces sigo mi sombra
a veces viene detrás,
pobrecita si me muero
con quién va a andar.

Achatadita y callada,
dónde podrás encontrar
una sombra compañera
que siga igual.

No es que se vuelque mi vino,
lo derramo de intención,
mi sombra bebe y la vida
es de los dos.

Sombrita cuidame mucho
lo que tenga que dejar,
cuando me moje hasta adentro
la oscuridad.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Hoy vi pasar tus letras como olas...



Parece que la cosa viene de "anónimos".
Pero cuando llegan comentarios así, solitos se hacen post.
Y yo, eternamente agradecido.


Anónimo dijo...

Hoy vi pasar tus letras como olas, olitas que rompen en las piedras de la rambla sur. Porque solo al sur rompen así las palabras. Solo al sur el frío es frío y el calor pisa la tarde tan fuerte que apenas atinamos a tirar las cañas moribundamente desde la escollera.

Vos seguís buscando la utópica palabra y no te alcanzan los puntos cardinales para hallarla, no existe brújula ni bruja que te ate a la luz del sol, te volvés oriental en la noche, en la ochava de una esquina perdida entre el Prado y Malvín, entre tus 12 años y tu actual estado de gracia o desgracia.

Hoy vi tus palabras como penas, posándose en Denia, en el arbolito de tu plaza preferida, donde hablabas en árabe, te hicieron llorar y extrañar al sur un poquito cada día.

Hoy vi tus palabras entrar por el agujero negro de un metro en Madrid, iban rodando veloces en las risas de dos que parecían miles.

Será que no pararán de rodar?, llorar?, romperse en mil pedazos y rearmarse mágicamente en una espera que no te defraude a vos?

Esta noche, dentro de tu piel nocturna, volverán a caminar como hormiguitas hacia la lluvia, donde habita la dama de gris, donde comienza con certeza Don invierno, donde alguien imagina el aroma de un té con canela en una taza azul con lunares blancos.

RODELU-Mayo/13
08 mayo, 2013 14:35


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domingo, 28 de abril de 2013

Té con canela.



Volvió a nevar.
Por dentro y por fuera. 
La Primavera se tomó un descanso porque me dijo la otra noche que ella así no puede ser Primavera.
Que yo tenía que pensar un poquito sobre si quería que fuera primavera o tal vez, yo prefería que el invierno no terminara nunca.
Y que mientras yo no supiera la respuesta, ella se iba.
Y me dijo más, me dijo que a ella le dolía que yo disfrutara tanto tomar mi té con canela por las noches mientras frotaba mis manos en mi taza azul de lunares blancos para quitarme el frío y que ella así no podía seguir.
Yo la dejé hablar, total... -para una vez que habla- pensé.
Y mientras hablaba, yo la observaba de costado, como para que no se diera cuenta. Porque al menor gesto, ella se distrae y entonces ya no habla. 

Pero la otra noche me di cuenta que mientras hablaba, también lloraba.
Y yo, que no puedo ver llorar a una mujer, fue entonces cuando le pregunté: 
-Pero... vos querés ser Primavera?-
-No sé...- me respondió.
Después de un largo silencio, de esos silencios interminables, de los que me matan, se despidió diciéndome:
-Tal vez regrese en diciembre o tal vez no, no lo sé.- y se fue. 

Ahora estoy mirando por la ventana de mi habitación. El farol, envuelto en las ramas que se mecen por el viento, apenas ilumina. Entre penumbras, a lo lejos veo la luz encendida de una ventana. Y me pregunto si a esta misma hora, habrá alguien allí también añorando la Primavera. 
Queriendo que vuelva. 
Invocándola como estoy haciendo yo en este mismo instante. 
Hace frío y habrá que poner nuevamente las mantas para pasar la noche. 
Pero esta noche, no habrá té con canela.

gt. (sierra de madrid / abril'13 - mientras escuchaba a Ludovico Einaudi y la voz de Alessia Tondo en "Nuvole Bianche", en esta noche fría en la sierra madrileña, donde es cierto... hasta la Primavera se fue.)




Y luego de publicar este post, me puse a pensar acerca de la relación entre el texto que recién escribí y esta canción, cuya letra no entendía. Sucede que está cantado en salmantino, un dialecto italiano. Y luedo de mucho buscar, encontré el video traducido.


lunes, 22 de abril de 2013

El placer de ser uno mismo

Clarice Lispector


(Mientras hablaba con una buena amiga acerca de la vida y sus idas y venidas, en un momento me dijo "perdoná que te corte pero esperá que te mando un texto que tiene mucho que ver con todo esto.")


Entregarse por fin.
El placer es abrir las manos y dejar correr sin avaricia el vacío-pleno que se estaba aferrando encarnizadamente.
Y de repente el sobresalto: Ah, he abierto las manos y el corazón y no he perdido nada!
Y el susto: despierta, porque existe el peligro de que el corazón esté libre!
Hasta que se comprende que en ese dilatarse se encuentra el placer mucho más peligroso de ser.
Pero viene una seguridad extraña: siempre habrá algo que gastar. No hay que ser, pues, avaro con ese vacío-pleno: hay que gastarlo.

Clarice Lispector (Descubrimientos)

miércoles, 17 de abril de 2013

Soy un hombre del sur.



Que yo también soy un hombre del sur.
Por eso siento, lato, vivo, sufro y río.
Puedo equivocarme y me equivoqué.
Puedo pedir perdón y ya lo hice.
Puedo pedirte que no cambies nunca y también que no seas lo que yo quiero.
Puedo eso y mucho más.
Pero lo que no puedo ni quiero, es dejar de caminar con el corazón en la mano.
Y aunque me quede solo y desgarrado, eso no lo cambio por nada.
Porque yo también soy un hombre del sur.

G.T.- (abril/2013 - en la noche que al fin explotó la primavera)

El sonido inconfundible del flamenco de Jerez en la guitarra y el arte de Moraíto Chico.
La emoción que me produce verlo y escucharlo, sumado a los versos de Jesús Quintero(1).
Esa fue su última actuación en la tv andaluza.

Manuel Moreno Junquera, el “Moraíto Chico” murió el 10 de agosto de 2011 por cáncer de pulmón.
Que se llenen todas las copas con “finito”, como a él le gustaba brindar.
Que esta noche el aire viene de gloria... en memoria del Morao... Moraíto Chico.
Salud!

(1)el sur es una filosofía
un sentimiento
una forma de entender la vida y la muerte
el sur es corazón más que cabeza
intuición mas que razón
arte más que ciencia
pasión mas que reflexión
cante más que canto
devoción mas que obligación
-Jesús Quintero-

domingo, 31 de marzo de 2013

Pentagramas de esperanza.



Llueve... sigue lloviendo.
Desde que llegué a Madrid y de eso hace ya veititantos días, la nieve primero y la lluvia después.
La tarde se cuela por mi ventana. Todo está verde, queriendo florecer. Pero la madre natura parece querer negar el calendario.
El mate pronto, un cigarrillo humeante en el cenicero, mis manos cada tanto acariciando la lámpara tratando de encontrar un poco de tibieza.
-este tiempo que viene de huesos congelados- decía ayer.
Ahora, comienzan los primeros acordes de "Prosa", un poema hecho canción de Eduardo Darnauchans.
Una grabación del Darno para uno de sus mejores discos, "El trigo de la luna".
Y se aparecen los recuerdos de aquel tiempo. De cuando teníamos todo por delante.
Carlitos Da Silveira, amigo y cómplice de la vida del Darno, fue quien grabó junto a Bernardo Aguerre, las guitarras de aquel disco. Banda sonora de aquellos días.
Y lo recuerdo a Carlitos en mi departamento de Almería y Yacó, rasgueando su guitarra con los acordes de "Prosa", donde Darnauchans dice/canta/grita desesperadamente:
-aprendí y aprenderé voy aprendiendo/
me debo la canción de la sonrisa/
y me deben pentagramas de esperanza.//

Y se fue sin haber cantado la canción de la sonrisa.
Y se fue sin que que alguien le diera pentagramas de esperanza.
Así como así, o tal vez él, no supo verlos.
O no quiso.
De este tiempo, de estos días.
De la esperanza que anida en los brotes del árbol que tengo frente a mi ventana.
De la serenidad que vendrá después de la lluvia.
De estos días de congelados huesos.
Todo pasará.
También este tiempo de espera.
De soledad, que como decía Alfredo, apenas -son cuatro mundos, el de la mentira, el de la vergüenza, el del miedo y el de la soledad. Quien pudiera amar después de roto-.
Y dice más el Darno.
Dice que -una mujer colgada de la nada, una blanca terrible trapecista, me enseñó las canciones del peligro.-
Y es a esa misma señora, la muerte. A "la señora otra" al decir del Darno, a quien no pienso esperar.
Porque a mí también, me deben pentagramas de esperanza.

Prosa

Entre los labios levemente lila
de aquella muchacha desolada
aprendí la canción del desamparo

en la oreja azul del bichicome
escuché el murmullo lastimado
de la canción del último abandono

canciones y canciones y canciones
mi dentadura tristeció con ellas
y mi garganta se amigó con ellas

las cuerdas de guitarras imposibles
tocaron para mí por madrugadas
los acordes helados de mi miedo

una mujer colgada de la nada
una blanca terrible trapecista
me enseñó las canciones del peligro

he sentido la música distante
el minuet del perdido pasadizo
en el roce de muertos cortinados

palabras y de música palabras
concéntricas canciones mis memorias
(y después las canciones que he olvidado)

la letra de la lenta prostituta
la maestra de todos mis errores
y medias negras y penumbra tuerta

aprendí y aprenderé voy aprendiendo
me debo la canción de la sonrisa
y me deben pentagramas de esperanza.

Eduardo Darnauchans
El trigo de la luna, 1989.

sábado, 30 de marzo de 2013

El tiempo


(Acerca de la foto que encabeza el post: Una vez me llegó un correo del Santi. En ese correo me contaba que iba conduciendo por una calle cualquiera de Montevideo y en una pared alguien había graffiteado una frase de una canción de Fernando Cabrera. Y entonces detuvo el coche, sacó su cámara y a las pocas horas yo recibía esta foto en Madrid.)


El tiempo

"Que nadie se ponga en mi lugar.
Que nadie me mida el corazón."
("La casa de al lado" - Fernando Cabrera)

el tiempo pasa/
inexorablemente pasa./
el futuro que mañana será pasado/
lo que ayer florecíó, se volverá marchito,
mustio, agonizante/

nuevas fotos de colores que hoy se vuelven sepia/
las agujas de un reloj señalando el sur/
tan solo unas horas de tregua para lamernos las heridas/
luego/ cada uno juntará sus restos que de vida tenga/
y saldrá nuevamente al camino
con los ojos llenos de recuerdos/

de cuando amanecía y aquel escándalo de pájaros mudos/
de la vecina de abajo desnuda junto a la ventana/
de fiesta en la cocina con aromas de ajo y canela/
la prima de riesgo al rojo vivo/
y Tony Soprano con su sonrisa de niño bueno/

y así/ como todo pasa/
pasarán los días y sus noches/
y también pasará esta tristeza
que viene de huesos congelados/

y a la hora en que se derrita el hielo
aguándote el whisky/ cuando baje el telón
y se enciendan los focos/
proyectando tu soledad de cara a una sala
llena de caras sin rostro/

saldrás a la calle nuevamente
y solo vos sabrás la respuesta/
a todo aquello que fuimos/
a todo lo que no supiste decir/
pero para entonces
nuestro tiempo ya habrá pasado/

porque el tiempo pasa/
inexorablemente pasa//

g.t.
(marzo’13)
en Madrid y a propósito de una cerveza, una canción de F.Cabrera y el final de un film)

º º º º º º

"La casa de al lado" - Escena final de "El dirigible" (1994) dirigida por Pablo Dotta


lunes, 25 de marzo de 2013

Si me dan a elegir.



Luego de haber visto por 34ª vez "Deprisa deprisa" de Saura y a propósito de esta escena en la que los protagonistas conocen el mar.
Gente jugada por nada y por tanto. Perdedores eternos.
Llegan al mar y bien podría ser el Cabo de Gata o la rambla de Malvín (aunque no lo sea).

"-no querías el mar? 
pues ahí lo tienes, todo para tí...-"
(Pablo - Deprisa deprisa)

De tanto barajar cartas marcadas
nos creímos buenos jugadores/
no quisimos darnos cuenta
y el mundo seguía allá fuera/
para nosotros cada logro
fue escalar una montaña y luego otra/
noches y madrugadas
asomándonos al pretil del hondo vaso/
sabedores de que no había nadie más/
hombro con hombro/ espalda con espalda/
té con canela y palomitas/
y nos fuimos acercando más y más/
hoy tu recuerdo puede más que todo/
por eso te extraño/ aunque pueda seguir solo/
porque estás viva y latiendo
peleando y peleando/
porque te quiero más así/
como cuando jugaba de puntero
toco y me voy/
una vez más me voy/
que suenen la sirenas del viejo puerto/
que los altoparlantes de los aeropuertos
se agoten anunciando la última despedida/
una vez más
yo me voy/
sin mirar atrás/ sin escuchar a la noche/
porque como en el film de Saura/
si me dan a elegir/
me quedo contigo//

gt.
(montevideo 7 marzo'13)

miércoles, 6 de marzo de 2013

Hugo Chávez, descanse en paz.


En el acierto y en el error, en el encuentro y en la discrepancia, todo mi respeto y mi solidaridad con el pueblo venezolano.
Tal vez porque Chávez era un llanero (como bien me enseñó mi compadre el poeta colombiano Mauricio Vidales) no supe comprenderlo.
Vivió y murió como tal.
Por eso nunca pude “tragarme” a Chávez cantando rancheras por cadena de radio y televisión.
Pero eso es lo anecdótico.
Lo verdadero e importante, lo que sobrevivirá inluso al mismo Chávez, es la semilla que sembró.
Un país saqueado por los que nuncan cantan por tv, por los políticamente correctos y de cuello y corbata... ladrones como Carlos Andrés Pérez (amigo dilecto de Felipe González), dejaron a Venezuela y su pueblo sumidos en la más honda miseria.
Chávez le devolvió la dignidad a los de abajo. Los “desdentados” recuperaron la sonrisa y fueron ellos quienes lo rescataron de una casi inevitable muerte en aquella noche donde la derecha rancia y aristocrática intentó llevar adelante un golpe de estado.
Chávez, el que ganó una y mil elecciones, hoy no pudo con el puto cáncer.
Seguramente esta noche brindarán con champagne en Washington y Miami mientras en los barrios de los cerros caraqueños, algunos llorarán y otros se prometerán seguir adelante con el proyecto bolivariano.
Por la dignidad de nuestro continente, que así sea.
Comandante Hugo Chávez, descanse en paz.

viernes, 22 de febrero de 2013

Antonio Machado, con el bastón en alto.


Fue en Colliure (Francia), el 22 de febrero de 1939 cuando el bueno de Machado se abrigó con su tapado negro, se puso su sombrero y con el bastón en alto se despidió para siempre. Acaso sabía el poeta que con él, se iba gran parte de la ética y estética de España? Antonio Machado... Don Antonio Machado... el bueno de Machado.

EL MAÑANA EFÍMERO

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su marmol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

viernes, 15 de febrero de 2013

Cuatro vidas.


"La vida es un caos entre dos silencios". Samuel Beckett
"Le tengo rabia al silencio, que no se quede callado quien quiera vivir." Atahualpa Yupanki
"Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio." Juan C. Onetti

La sangre que brotaba desde quien sabe dónde llenándome la boca.
-Ya está, nene- pensé.
Un aluvión de imágenes delante mío sin parar.
Los ojos de mis hijos, sus miradas sin pestañear y de frente.
Los reconocí entre millones de ojos que lloraban.
El viaje en la ambulancia hasta el hospital y yo repitiéndome una y otra vez:
-Ya está, nene... fue lindo mientras duró.-
El primer diagnóstico confirmaba lo temido... cáncer de pulmón o en el mejor de los casos, efisema pulmonar, que no es lo mismo pero lo es.
Derrumbarse era una opción.
Atrincherarme, putear a toda persona vestida de blanco, gritar... me resultaba más atractivo.
Si de he morir, que sea puteando a la muerte, pensé.
Porque a la muerte me la cojo, pensé.
Porque si me muero que sea puteando, pensé.
Y las horas pasaron, cambiando día por noche y ya se sabe lo que puede llegar a ser una noche de hospital. Como antes, como otras tantas veces, allí todo era blanco.
Hasta la muerte.
Y en aquella madrugada, ella... la más hermosa de todas mis diosas y sentada a mi lado, comenzó a pasar un paño sobre el caño, cargó una a una cada bala, hizo girar el tambor, me apuntó al medio del pecho y disparó:
-Y sí... el cigarro es como teatro... una filosofía de vida.- y se quedó tan callada.
Y yo, que siempre pensé que la amaba, ahora la amaba más y para siempre.
Y al amanecer todo cambió.
Lo que ayer era cáncer hoy era una simple congestión.
Lo que antes fue efisema hoy era hemoptisis.
El antibiótico hizo su trabajo y de pronto me vi sonriendo, parado en la esquina de Avenida Italia y Presidente Berro esperando el ómnibus que me traería de regreso a casa.
El sol ardiente del verano montevideano quemando el asfalto y todo me parecía hermoso.
-Herido estoy, de una pena loca que no me curo...- canta el Jaime mientras a través del ventanal del comedor veo un cielo estrellado como solo el sur te puede regalar.
Y ella está sentada en el sofá, frente a mí y mirando la pantallá de su portatil.
El vaso a mi lado que pide ser llenado nuevamente de whisky.
El cigarro humeando sobre el cenicero.
Y que otra cosa que esto es la vida?
Acaso alguien puede decir qué está bien y qué está mal? Y qué saben ellos?

Está decidido.
En pocos días más o menos, regresaré a España.
Desde que llegué a Montevideo no desarmé la maleta.
Y todo lo que cabe en mi vida, también cabe en esa misma maleta.

Lo otro, me lo llevo puesto.
Un coro de murga, los blancos de un Torres García, las roncaderas que se resistían a morir sobre el muelle, el sonido de Playa Malvín de una tarde de verano, los olores de Montevideo, una canción de Jaime Roos, una milonga de Zitarrosa, los malvones plantados en viejas latas de aceite por mi abuela Elvira, el olor a albahaca de la cocina de Mamama, la juguetería de Juancito, el Bar Capitol, las noches de tablado, una grappa con limón y una muzzarella en el boliche de José, las canciones que le cantaba a mis hijos para que se durmieran, las cartas que nunca me llegaron y también las que nunca envié, el libro que jamás publicaré, los talleres de murga que no fueron, los abrazos y las traiciones, la lucha contra la dictadura y la lucha contra la democracia, mi Lenin, mi Ché y mi Rodney Arismendi, las baldosas flojas de la calle Soriano, el ruido del agua saliendo de los regadores en noches de Solymar, los amarillos de Atlanta, los violetas del Mediterráneo, los azules y blancos de Dénia, el sol incrustándose mientras atardece en los muros de la Alahambra, el sol de Madrid, un poema de Gelman, otro de Ángel González, un vaso llenito de whisky servido por Dany o Julián en la barra del Libertad 8, el canto de los pájaros en la corrala de Lavapiés, una noche cualquiera en la plaza de Chueca, una canción de Silvio, otro whisky pero ésta vez servido por Luisito Speranza en el Michigan, otro whisky pero esta vez compartido con Gabriel en la peluquería, el abrazo del Watto, las noches en el Teatro de Verano junto al Chumbito, el abrazo con el Gallego Iglesias en el ensayo de Diablos Verdes, otro abrazo con el Pistola Marciscano en un ensayo de Reina de la Teja, una presentación de Contrafarsa y una despedida cualquiera escrita por el Flaco Castro y cantada por Falta y Resto, Tania muriendo en mis brazos y convirtiéndose en un caballo blanco, una tarde de pesca con Renzo en el muelle de Malvín, una corrida por la punta con gambeta y pelota al ángulo en la canchita del Relámpago, el puntero izquierdo que no fui, una Stella Artois en el boliche de Serrano y Córdoba compartida con Daniel Castelao, un minuto de Sansueña por Radio da Caterva, otro minuto de Las Crónicas del Gato, un canción del viejo Dylan, un punteo del viejo Knopfler, un tango cualquiera del Astor y el Polaco, por los chiquitos que vienen por los chiquitos que faltan uruguayos nunca más, el flamenco jerezano de Moraíto Chico, el flamenco granadino del maestro Morente, el Gernika de Picasso, el abrazo con el padre Perico Pérez Aguirre, la espera en la carretera y el abrazo con los compañeros que salían del Penal de Libertad, la ética del bueno de Antonio Machado, aquel Rúben Yáñez como Artigas sobre las tablas del Teatro El Galpón, cualquier charla grappa con limón por medio con el maestro Atahualpa Del Chioppo, una balada para una mujer flaca de Darnauchans, la casa de al lado de Fernando Cabrera, una canción de Leonard Cohen y el Canto General de Pablo Neruda, un gol de Spencer y la chilena de Manicera, un poema cantado de Vinicuis de Moraes, una noche en Casa do Suco allá en Florianópolis con mi amigo el Negro Joao cantando Lembrança do Indio, la casa naranja de Conchi, un vino compartido con Gaby charlando de psicología mientras se cocinaba una bolognesa, las mañanas de domingo donde éramos capaces de armar una fiesta en la cocina mientras hervía la pasta, cualquier minuto elegido al azar con todas mis mujeres, mis mujeres, las que me amaron y las que no, las que amé y las que no, aquella noche en el 4 y 10 metido entre tus piernas,
el nacimiento de mi hijo, el nacimiento de mi hija, la sonrisa de mis hijos, los ojos de mis hijos.

Todo, absolutamente todo está guardado en mi memoria.
Y entonces me pregunto... acaso alguien podría decirme qué es lo que está bien y qué es lo que está mal?
Si no saco mal las cuentas ya gasté 4 vidas.
Aún quedan por venir días con nevadas y noches con sol.
Aún quedan vasos y ceniceros por vaciar.
Que nada, absolutamente nada pase sin que vibremos, sin que nos haga sentir.
Suerte de seguir emocionándonos cada vez que muere una estrella.
Pero más aún, con la certeza de que aún queda camino por recorrer.
Con la ética de los locos y de los perdedores, allá vamos.
Que el camino, la noche y las estrellas... nos sean propicios.
Que así sea.
Porque así será.


.

miércoles, 23 de enero de 2013

Montevideo.



Montevideo.
La ciudad que mira al río que quiere ser mar.
La capital más al sur del sur.
Donde aún se mide el tiempo con el silencio que dejan las palabras que no pudimos pronunciar.
De la vorágine de Buenos Aires a esta sabia quietud montevideana.
Porque ya no quedan playas con chozas de coral donde guarecerse.
Porque ahora tan solo toca invocar a mis poetas nazaríes.
Por eso elijo Montevideo.
Lugar donde velo mis armas,
                                              para la lucha final.

gt. ene/2013
(mientras un sol de verano montevideano incendia el horizonte)



En su libro póstumo "El zorro arriba y el zorro abajo", José María Arguedas (Andahuaylas, Perú - 1911/1969) escribió:
"Ahora estoy en Santiago de Chile y no tengo fuerzas para hacer lo que quiero.
Y lo que quiero es irme a Montevideo y encontrar a Onetti para apretarle la mano con la que escribe."

Juan Carlos Onetti

En su agenda, Juan Carlos Onetti escribió por última vez lo siguiente:
"sábado 27-3-93.
Tal vez mi sensación luctuosa nazca diretamente de que al escribir la última palabra de mis libros, experimentaré siempre una sensación de adiós.
Que se las arreglen.
Nunca los leeré ni corregiré pruebas de imprenta."

Onetti apuntando a la cámara con un arma de jueguete

Cuando le pidieron a Fernando Cabrera que musicalizara el documental "Jamás leí a Onetti", el músico montevideano se metió en la piel del elefante. Fue y vino durante días y días. Buceó una y otra vez por "Los adioses" y "El astillero" de Onetti. Anduvo por calles y plazas de aquella Santa María montevideana.
Y fue entonces cuando Cabrera compuso "Después del muelle":

Supieron por fin que la noche es eterna.
Ahora son libres como si lo fueran.
Tinieblas sin cambio, por más que prendieran
minúscula y breve la tenue linterna.

Quisieron ser reyes, fundar una tierra.
El sueño duró mientras ellos soñaban.
Después, un mal día sufrieron la sierra,
el árbol del sueño y el sol ya no estaba.
Ahora son libres como si lo fueran.

Se creyeron fundadores, adelantados con capa.
Novatos innovadores de sueños, metas y mapas.
Olvidados tripulantes, vieja tribu de bandidos.
Por viajeros... por errantes...
siempre dados por perdidos.

Viajar a la locura y volver,
tal vez fuera el fin de este viaje.
Un sabio temerario es aquel que suma cautela y coraje.
Misión del temerario, aprender.
Cautela también es coraje.

"Después del muelle" - Fernando Cabrera


jueves, 17 de enero de 2013

Alfredo Zitarrosa y la milonga sangrante.


"Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... tal vez un día... de soledad y rabia... de ternura... o de algún violento amor; de amor... sin duda."
Guitarra Negra - Alfredo Zitarrosa

Un 17 de enero como el de hoy, Alfredo Zitarrosa se peinó a la gomina, se puso su traje negro impecable, miró el reloj y se fue de gira y para siempre.
Y más aún, entraba en la leyenda.
Se hacía carne viva, se transformaba definitivamente en la voz de todo un pueblo.
Alfredo Zitarrosa, uruguayo y cantor de milongas, que son la misma cosa.
Capaz de enamorar a las chiquilinas del barrio con su "Milonga para una niña", de denunciar la explotación de los trabajadores rurales con su "Milonga cañera", de marcar a fuego a la dictadura que asoló nuestro país con su "Adagio a mi país" y su inmensa "Guitarra Negra".
Esta vez no toca hablar de olvido.
Porque el "Flaco" Zitarrosa está presente en la memoria colectiva y no solo de los uruguayos. Puedo dar fe porque lo siento permanentemente, en Argentina lo consideran uno de los suyos. Y lo mismo en Venezuela y también en México.
De aquel dolor transformado en un casi suicidin por el exilio, primero en Argentina, luego España y finalmente México, hasta sus últimos días de regreso en su país.
La voz y las milongas de Zitarrosa... sus milongas sangrantes.
Aquel 17 de enero de 1989, la brigada Líber Arce de la UJC pintó sobre los muros de la ahora Plaza Zitarrosa... "La milonga está llorando".
Alfredo Zitarrosa, ayer... hoy... y cada vez más, siempre.
Salud!


domingo, 6 de enero de 2013

2013... allá vamos!


Caminando por una carretera, sin destino ni final.
Tomados de la mano.
Con la certeza del paso firme y la locura en la maleta.
Sabedores de seguir pariendo madrugadas.
Y si algún día el camino se bifurca, la promesa de no mirar atrás.
Seguramente yo haré trampa una vez más y empuñaré un pañuelo rojo con lunares blancos.


gt.
(bs.as. a comienzos del 2013)


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miércoles, 2 de enero de 2013

“Falleció Ladislao Mazurkiewicz, ahora el arco iris tiene golero.” (O.Puente)

Ladislao Mazurkiewicz 

Pasan las horas y desde que que recibí la triste noticia, sigo sin creérmelo.
El enorme “Chiquito” Mazurkiewicz se nos fue y para siempre.
Un nombre, un rostro, una foto en blanco y negro de mi niñez.
El relato de Carlitos Solé y Heber Pinto... 
“Mazurkiewicz vuela y atrapa...” o “Mazurkiewicz voló como un carabelle”.

Aquellas tapas de la “Revista de los Deportes”, dirigida por Don Juan Ángel Miraglia.
Las atajadas contra Pelé y toda aquella delantera mágica del Santos.
La Intercontinental ganada ante el Real Madrid en el mismísimo Chamartín en el '66.
Las dos paradas en una misma jugada al holandés Johny Rep en el Mundial del ’74.
Verlo salir al borde del área y bajar el centro con una sola mano...
Aquel récord alcanzado de mantener la valla invicta, cuando el árbitro Otero paró el partido y fue a darle la mano mientras el Centenario se venía abajo.
La despedida del ruso Lev Yaschin... “La Araña Negra”, entregándole sus guantes a Mazurkiewicz y de esa forma, declararlo su heredero.

Podíamos recitar de memoria aquel Peñarol de los ’60... Mazurkiewicz, Lezcano (el paraguayo que también se nos fue este año) y Varela... o el triángulo de la Selección Uruguaya... Mazurkiewicz, Ancheta y Matosas.
Y su flequillo... el que hacía suspirar a las chiquilinas del lugar.
Podía faltarnos cualquier figurita del álbum "Los Trico y los Peña", pero jamás la del "Chiquito".
Allá iba mi vieja a la feria de Tristán Narvaja a conseguirme el cromo de Mazurkiewicz.
Campeón a todo... crá’perdido entre los crá’...
Se nos fue Ladislao Mazurkiewicz... el “Chiquito”... Mazurka... el más grande.

Yo lo vi jugar...
Yo estuve ahí...
en aquellas inolvidables tardes del Estadio Centenario.
Peñarol y la “Celeste” y antes fue Racing de Montevideo y después el Granada de España, Atlético Mineiro de Brasil, Cobreloa de Chile y el América de Cali, Colombia.
Y ahora, entre tanto titular de periódico, me quedo con lo que escribió Omar Puentes, periodista deportivo y compañero en tiempos del BPS... 
“Falleció Ladislao Mazurkiewicz, ahora el arco iris tiene golero.”


Pelé y Mazurkiewicz