jueves, 28 de enero de 2010

Flores para Jemanjá




Flores en el mar - Jorge Drexler

En el borde de tu falda
hoy te vienen a entregar,
madre fuerza de las aguas,
flores blancas en el mar.
Hay flores en el mar,
hay flores en el mar.

Rúben Olivera (Flores en el mar)


Dicen que este es tu año.
Dicen también que sos mujer o lo que es lo mismo... enigmática, provocadora, vientre fecundo, orgasmo y dolor.
Será por eso que este gato, algunas veces agnóstico, otras tan solo ateo... solo se rinde ante tu imagen.
Porque sos mar, sos madre, sos yodo, sal y espuma.
Janaína, la más hembra de todas las diosas, la del nombre erótico, patrona de los pescadores.
Yo te invoco esta noche Iemanjá.
Tiro esta flor blanca al mar e invoco tu nombre y te pido paz y amor para los días que vendrán.
Iemanjá, Janaína... diosa del mar, mujer, madre, esposa y amante.
Como todos los años y en un ritual pagano yo te invoco.
Que no sea en vano.
Nunca como esta vez.
Creeme.. nunca como esta vez.

(El 2 de febrero con la salida de la primera estrella comienza la celebración de la fiesta de Iemanjá, la diosa del mar según la religión de Umbanda llevada a Uruguay por los esclavos africanos. Con el correr de los años la celebración se ha vuelto masiva, excediendo a la propia religión umbandista. Hoy día, la noche de Iemanjá se ha convertido en uno de los actos más concurridos por los uruguayos... País laico y masón si los hay...)

domingo, 17 de enero de 2010

Preguntas y no respuestas...

Foto: "Graffiti Cabrera" de Santiago Bosco


"Ella le pidió que la llevara al fin del mundo,

el puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo, como dos desconocidos.
Todas las ciudades eran pocas a sus ojos.
Ella quiso barcos y el no supo que pescar.
Y al final... números rojos en la cuenta del olvido.
Y con tanto ruido, no escucharon el final..."


Ruido - Joaquín Sabina

En estos días, días de reencuentros con espejos que me vuelven a sonreír, días de soles invernales que alientan a dejar atrás los días caracol, días en los que trato de reinventarme porque como decía el entrañable Líber Falco:
"Amigo, si tú eres bueno/lo serás mañana/si tú eres dulce/lo serás mañana".
En estos días y digo días por no decir horas, minutos, instantes... porque en cada paso que doy, debajo de cada maceta o dentro de los cubitos de hielo, aparecen las preguntas.
Dejo atrás aquel tiempo de respuestas. Las fáciles y estúpidas respuestas.
Y con cada pregunta me voy armando, pieza a pieza... pedacito a pedacito, me voy reconstruyendo.
No soy el mismo.
No podría serlo.
No quiero serlo.
Y todo por culpa de las preguntas.
Cuando por las noches fracaso exitosamente en mi intento por dormir, es por ellas. Cuando se enfría la comida mientras juego con la cuchara, también es culpa de las preguntas.
Me pregunto por ejemplo...

En qué instante, en qué momento me quedé detenido mirando el pasado?

Lo que añoro, será lo que aún me falta por vivir?

Por qué fui capaz de inventar nombres, personajes, leyendas... sabiendo que dañaba a lo que más quería?

Por qué uno necesita volverse ausencia, distancia y soledad para escuchar los gritos del silencio?

Por qué cuando pierdo lo amado, logro volverme sonrisa en los espejos?

Por qué fui capaz de dictar sentencia a los demás, cuando yo ni siquiera era capaz de buscarme un abogado de oficio?

Por qué cuando vi sangrar a la más bonita de todas las flores, no me volví agua oxigenada?

Por qué ahora no puedo encontrar aquellas estúpidas respuestas que daba al mismo tiempo que los hacía sentir culpables?

Definitivamente prefiero este tiempo de amagor dulzor.
Días de preguntas y más preguntas.
Basta de certezas.
Ahora, con este sorbo de whisky coloco otra pieza en este cuerpo hecho rompecabezas.
Y la vida va...
Ella siempre va.
Me ofrece seguirla. Me da la manito y ala!... nos vamos.
Mi alma y yo nos vamos detrás de la vida que es lo mismo que decir que volvemos a caminar.
Yo, que pensaba que sabía todas las respuestas, hoy me asombro, me avergüenzo, me alegro, lloro y me río, grito y me callo.
Cargos mis preguntas en la mochila y me voy junto a la vida a caminar por un sendero de dudas y rosas, estrellas y espinas.
Me voy y dejo atrás la soledad.
Porque como dice Idea Vilariño, la soledad es otra forma de morir, es muerte.
Y yo... pese a mi oficio de trapecista, amo la vida.

domingo, 10 de enero de 2010

La calle Soriano no nace a la intemperie...




Algunos piensan que el mundo cambió cuando el hombre inventó la rueda.
Otros prefieren atribuíselo al "e por si muove" de Galileo.
También están aquellos que dicen que fue cuando Amstrong pisó la luna.
Pero nosotros dos sabemos de sobra que todo cambió cuando nos bebimos juntos aquella caja de "Resero" blanco...

sábado, 9 de enero de 2010

Acerca de mi corazón, del tiempo y del olvido...

Ayer era el día… y lo fue. Vaya que lo fue.
Yo no quería irme de Dénia hasta que no tuviera alguna buena señal. Los últimos exámenes no habían salido bien. Y eso no solo me angustiaba sino que me paralizaba. No podía irme para Madrid y comenzar todo de nuevo. Explicarle a un nuevo cardiólogo mi historia una y otra vez… no, no estaba dispuesto.
En la última visita a “mi” cardiólogo el Dr. Fuentes, ordenó que me hicieran urgente una resonancia magnética en el corazón. Si había algún problema, posiblemente habría que realizar otro cateterismo y si no… todo estaría bien.

Hace unos días me hicieron la resonancia… y no la pasé nada bien. Te meten en un tubo durante una hora (a mí me suceden esas cosas… se rompió el ordenador y estuve casi dos horas metido adentro de ese aparato…) y te van inyectando medicamentos que provocan alteraciones en tu ritmo cardíaco.
Joder… Pero todo sea por salir de una puta vez de todo esto.
Una vez finalizada la resonancia, me dijeron en el mostrador que ya me llamarían para que el cardiólogo me diera el resultado.
Insistí en que era urgente.
Ja! Sisisisi… ya lo llamarán. Pasaban los días y no llamaban.
Así que me fui al hospital directamente a cardiología.
Me dieron hora para abril!!! Expliqué que era urgente, que tal vez tendrían que realizarme un cateterismo…
“Que va, hombre! Tranquilícese que ponerse nervioso no lo ayudará”.
Dejé pasar un par de días y fui nuevamente al hospital. La misma señora del mostrador… “cagamos”… pensé. Pero quizás la noche anterior su marido, su novio o su amante la había llenado de mimos, había cenado a la luz de las velas… no se, pero la cuestión fue que la misma señora que días antes me pidió que dejara el mostrador libre, ahora me decía en tono bajito y cómplice que el lunes 8, el Dr. Fuentes comenzaba a atender a las 10 y media y que si yo venía temprano podía tal vez hablar con él.
Con ese dato fue que me instalé ayer viernes esperando a mi cardiólogo. Hable con una de las enfermeras explicándole mi caso. Me dijo que esperara, que ella hablaría con el cardiólogo.

Por eso no quería irme a Madrid… a las 10 y media en punto se abrió la puerta del consultorio y el Dr. Fuentes llamó… “Gabriel Tuya”… Nos saludamos y me dijo que tenía una muy buena noticia para darme. “Nos vemos en 6 meses para un control rutinario”. Mi alegría fue increíble. Sentí que se terminaban por fin los días con olor a hospital, los 9 medicamentos que tomo por día, la culpa por fumarme algún pucho que otro… Me contó que los “stents” que me habían colocado estaban funcionando perfectamente, que no había tejido muerto y que ahora sí… a cuidarse mucho y a seguir para adelante. Estaba contento el tipo… Siempre tuve un buen trato con él pero ésta vez el abrazo que me dio hizo que me alegrara de tenerlo como cardiólogo. Para quien nunca será suficiente mi agradecimiento será para Rossana, mi doctora. Ha hecho de doctora, de sicóloga, de confidente… Y fue también gracias a ella que salí adelante. No fueron pocas las veces que me cambió alguno de los medicamentos, enfrentándose a los cardiólogos. Una fenómena.
Pero los que siempre estuvieron y aunque es obvio decirlo, fueron Adriana y mis hijos. Sin ellos, muchas veces todo me hubiera importado un carajo. Por ellos fue que caminé, por ellos fue que no dejé un solo día sin tomar los medicamentos, por ellos fue que quise de una vez por todas salir de este tiempo de caracol.
Por ellos…
Y también por los amigos. A los que también les estaré eternamente agradecido.

Cuando cerré la puerta del consultorio, me salió ese grito de guerra que andá a saber por qué cada vez que tengo que festejar algo sale solito… “Uruguay nomás!”. Y pegué un salto con los puños cerrados… Salí sonriendo del hospital… estaba feliz!

Tenía que compartirlo con todos aquellos que se bancaron durante todo este tiempo mi mal humor, mi angustia, mis locuras… Abrazarlos y agradecerles todo este tiempo de estar a mi lado, de quererme.
Así que cuando me encontré con la primera persona conocida fue que le conté lo que me había dicho el cardiólogo. Lo hice todo de una.
Vomitando…
Que ahora sí podía irme tranquilo a Madrid, que al fin un problema quedaba resuelto. Que esto de ir tratando de enfrentar de a uno los problemas me estaba dando resultado. Que me había dado cuenta que no podía con todo a la vez.
Todo eso y mucho más…
Su respuesta fue una sonrisa y un “Ah… qué bueno!”.
Conozco a esa persona y mucho.
Yo pensé que nos daríamos un abrazo, que se alegraría y querría festejar… aunque sea una cerveza. Pero solo con el hecho de levantarse de su sofá y de darme un abrazo, yo me daba por satisfecho.
Bueno… finalmente decidí irme. Y si bien seguía alegre, el no-gesto de esa persona me hizo pensar y mucho.
Me fui para casa.
Al poco rato llegó Ana, la dueña del piso que alquilo. Si bien nos hemos visto 4 o 5 veces, no más, Ana sabía de mi problema. Con mi alegría a flor de piel fue que decidí contarle que ya todo estaba bien.
Y Ana se levantó de su silla y me dio un abrazo.
Se notaba su alegría sincera.
Cuando se fue, comencé a cocinar y pensaba en aquella otra persona.

Agradezco tanto este tiempo de reencuentro con los espejos… tanto… hoy puedo decir que soy capaz de entender que lo que me pasa a mí no necesariamente tiene que sucederle a las otras personas.
Cada uno piensa que su problema es el más grave, el más doloroso.
Y no, no lo es.
Traté de entender su actitud y no se si la entiendo totalmente pero sí se que yo mismo, quizás y sin quizás no supe estar a la altura de lo que otros me reclamaron en su momento.
Y me arrepiento tanto de eso…

****************

Hoy sábado, Dénia amaneció nuevamente con un sol enorme. Las montañas que se ven por la cocina están blancas de tanta nieve… Hace un frío que corta, pero me abrigué bien y decidí salir a caminar. Mientras iba por la Loreto me sorprendí a mi mismo silbando “La canción y el poema” de Idea Vilariño y Alfredo Zitarrosa…
La calle principal, Marqués de Campo está llenita de gente.
Los bares están a tope de gente desayunando.
Decidí entrar a tomar un cortado para aliviar el frío.
Me metí en el “11” y apenas abro la puerta me encuentro con aquella misma persona… estaba desayunando con otro amigo. Obviamente no sabía que esa persona estaría allí, pero estas cosas pasan en Dénia... si querés encontrarte con alguien, seguro que te encontrás. Fui hasta su mesa, los saludé y les conté que había salido a caminar y había entrado a tomar un café para luego seguir viaje. Si bien era cierto que pensaba tomarme el café, lo dije con toda la intención del mundo esperando a que me invitaran a unirme a su mesa... mientras, miraba a aquella persona a los ojos tratando de decirle “todo está bien”, pero no recibí invitación alguna hasta que pasados unos cuantos minutos, esa persona me dijo que si quería sentarme con ellos, podía hacerlo. Pero ya había pasado el momento, noté que lo dijo incómodamente y solo como un cumplido. Así que tomé mi cortado en la barra (cambié el café por el cortado) y me fui a caminar bajo el sol.

Está bien, a mí me hace mucho bien, aunque me cueste aceptarlo que no tenemos por qué carajo caer bien a todo el mundo.
Que no podemos agradar a todos. Y no lo digo por esta persona porque la conozco mucho y andá a saber por qué estas reacciones conmigo. Ya lo hablaremos en otro momento o no... como ella misma dice "si tiene que ser, será y si no...".
Después de todo, a mí también hay gente que no me cae bien y no lo disimulo.
Les pongo mi mejor cara de orto. Entonces… por qué me tiene que joder a mí si yo mismo lo hago.
Y ojo… creo que es la primera vez en mi vida en que puedo llegar a entender un poco más este difícil juego de las relaciones humanas.
Ahora que escribo esto desde el ciber, me doy cuenta que aunque duela, no hay mejor forma de llegar arriba que tocar el fondo... pero el fondo-fondo...
Mi alegría por el alta médica no tiene fin... ni lo tendrá.
Que así sea.
Porque así será.


*************

EL TIEMPO ESTÁ DESPUES (o cuando las segundas partes, a veces resultan buenas).

Riiiinnngggg
-Hola- contesté
-Hola buenos días, está la señora de la casa?- me dijo una voz desconocida.
-No, no está pero no me interesa ninguna promoción, gracias- dije tratando de cortar la conversación.
-No, no es una promoción- respondió ofendido... –Está la señora o no está?-
-No, acá no hay ninguna señora de la casa-
-Bueno, usted es el que escribe en el Gato Utópico, no?- preguntó serio.
-Hago que escribo, por?-
-Llamaba por lo de Cabrera.-
-Quién?- pregunté sorprendido
-Cabrera... no me joda, quiere?-
-No lo jodo, pero de qué Cabrera me habla?-
-De Cabreraaaaaa.... Fernando Cabrera-
-Ah... sí claro, de Fernando Cabrera-
-Bueno, escuche y cállese.-
-Escucho- respondí mientras mi curiosidad iba en aumento... –discúlpeme pero usted quién es?-
-Ah... no me presenté. Yo soy López.-
-López?... usted es el tal López? El mundo sueña y un tal lópez saca sueños de un baúl, se pone trajes y sombreros que hacen juego con la luz. y entonces sube a un subterráneo, se sube a un móvil ataúd, y sintoniza el periscopio, ya no era el cielo aquel azul..” No me diga que tengo el inmenso honor de hablar con ese tal López...- le descerrajé de una.
-Sí... soy el tal López pero ahora cállese y escuche.- sentenció López, quien sin duda alguna es un malhumorado.
-Dele López... joder con este López...-
-Bueno, dice Cabrera que últimamente está apareciendo mucho en su blog y que antes que nada se lo agradezca.-
-Dígale a Cabrera que el agradecido soy yo.-
-Bueno, dice Cabrera que no va a poder ser-
-Oiga, primero me agradece y después quiere que lo borre?-
-No, de borrar nada. Dice Cabrera que no puede hacerse cargo de ciertas cosas que usted le atribuye.-
-A ver... siga López... siga.-
-Sigo. Dice Cabrera que sobre el asunto de detener el tiempo, él... ni puta idea.-
-Ah no? y entonces eso de que “clavamos el tiempo en un cartel”?-
-Eso es cierto, ve? Pero no solo lo hizo Cabrera, por lo que tengo entendido usted también lo hizo, no?-
-Sí... y créame que fue una reveranda cagada haberlo hecho.-
-Vio? Nadie tiene la receta... nadie.-
-No, pero yo pensé que como el abuelo de Cabrera era un viejito sabio, creí al menos que él sabía cómo manejar el asunto del tiempo... de detenerlo y esas cosas, ya sabe López.-
-Qué tiene que ver el abuelo de Cabrera con todo esto?-
-Oiga López, no me joda.. en “La casa de al lado” Cabrera dice: “Me dijo mi abuelo la otra vez/me dijo mi abuelo que tal vez/su abuelo le sepa responder/si el tiempo es más largo cada vez.”-
-Pero usted se escuchó? No ve que el abuelo de Cabrera aún sigue esperando que su propio abuelo le pudiera responder... o sea, el abuelo del abuelo de Cabrera aún no sabe “si el tiempo es más largo cada vez”... Además dígame una cosa, su abuelo no le decía cosas a usted? Cada vez que su abuelo lo hacía, usted pensaba “pah... que genio es mi abuelo” o tal vez vez... “qué mierda me está queriendo decir este viejo pelotudo?”-
-Ta claro López, dígale a Cabrera que tiene razón.-
-Bueno, me alegra ver que se da cuenta... me alegro. Dejé a propósito algo para el final.-
-Dígame López-
-Dice Cabrera que le haga algunas preguntas-
-Pregunte-
-En Dénia, hay tren?-
-Sí, existe un tren que une Dénia con Alicante.-
-Así que hay vías-
-Sí-
-Pere que tomo nota... bien, la segunda... de sacón como andamos?-
-No tengo.-
-Prócurese uno, hágame caso. Y la última... conoce algún atracadero?-
-Sí, aquí está lleno de barcos y veleros.-
-No, puerto no.... tiene que ser atracadero.-
-Sí, también hay atracadero.-
-Bien... y la otra persona sabe dónde está el atracadero?-
-Y... creo que sí-
-Bien... entonces ya está todo.-
-Todo lo qué? López... no entiendo nada...-
-Ah... me olvidaba... reloj roto o sea con el tiempo detenido... tiene?
-Sí... aún conservo uno que compré en Atlanta?-
-Bueno... póngalo dentro del bolsillo del sacón-
-Para qué?-
-No se m’hijo- dijo López suspirando... –Son cosas de Cabrera, yo solo se las digo.-
-Está bien López... está bien.- le dije entendiendo su situación.
-Bueno, espere que busco en los papeles que me dio Cabrera. Acá está. Dice que si todas las preguntas tuvieran respuesta afirmativa y si usted no olvida poner el reloj del tiempo detenido en el bolsillo del sacón, que ya está... que él ya hizo todo cuanto podía y ya deja de sentirse responsable. Ahora ya solo es cuestión de ustedes dos. Me entiende?-
-Sí, pero dígale a Cabrera que eso ya lo sabía, dígaselo López. Ah... ahora puedo yo pedirle un favor?-
-Lo escucho.-
-Dígale a Cabrera que “El tiempo está después” me ha ayudado mucho en todo este tiempo, pero el otro día sucedió algo que me hizo pensar que eso ya no es tan importante, López-
-Y qué fue lo que sucedió el otro día?-
-Me puse a leer un libro de Luis Cernuda que había sacado de la bliblioteca y al llegar al final de una de sus poesías, no pude seguir adelante. Cerré el libro y me invadió una profunda tristeza.-
-Oiga, usted también... Cernuda... no le aconsejo en estos tiempo leer ese tipo de autores, porque no prueba con algo más livianito... que se yo, alguna novela policial, un libro de Paulo Cohelo... no se, le repito, algo livianito.-
-López, uno lee lo que sabe que le puede llegar al alma, no?-
-Sí, está bien... pero lo interrumpí, me decía que leyó algo que le hizo sentir una profunda tristeza, qué fue lo que leyó?-
-Le decía López, que tratando de encontrar respuestas me encontré con esa poesía que terminaba así:
“El viento del olvido,
que cuando sopla...
mata.”
Y pensé entonces que era cierto, que tal vez había que pensar menos en que el tiempo está después y dejar que ese viento, el viento del olvido comience a soplar. Ese viento que cuando sopla, es capaz de matar hasta al mismísimo tiempo. Dígaselo a Cabrera, sí?-
-Se lo digo.-
-Cuídese López y salúdeme a Cabrera.-
-Lo mismo digo-
Click
tutututututututu


link: el tiempo está después...

miércoles, 6 de enero de 2010

El sol, la cama, la vida y Arlet...

Yo, que siempre llevé adelante mis propias batallitas, que luché sin descanso por "mi" falta de espacio, ahora no me puedo quejar.
Tengo todo el espacio que quiera.
Además, el piso donde ahora vivo es amplio, tiene pocos muebles y entra luz por todos lados. Desde los grandes ventanales del salón y el dormitorio, veo el Montgó, el Castillo, el casco antiguo y allá al fondo... el Mediterráneo.
La cocina está hecha a mi medida. Grande... espaciosa. Me recuerdo a la cocina de la casa de la calle Missourí.
La vista también es hermosa. Montañas y más montañas...
Da gusto cocinar así.
Pienso que me quedan solo dos meses por vivir aquí y cuando trato de imaginarme lo que me espera en Madrid, se aparece el viejo nudo en el estómago.
Uno se acostumbra enseguida a lo bueno.


Decía el "Viejo" Marenales que el principal enemigo de todo revolucionario no era el imperialismo, como muchos creen.
No... el principal enemigo es la moquette y el champagne (cava).
Lo suscribo totalmente.


Una de las pocas cosas buenas que tiene esto de vivir solo es que podés ir de un lado a otro de tu casa sin joder a nadie.
Por ejemplo, no necesitás avisar: "voy al baño".
Nunca entendí esa necesidad de enterar al resto de la familia de que no me busquen por un rato, como si mi ausencia, mientras meo... les resultara imposible de llevar.


Otra ventaja es comer si tenés ganas y si no... no comés y listo.
O te calentás una sopa Knorr, le tirás un huevo adentro, un cacho de pan y dos mandarinas.
Está bárbaro...
Pero ayer disfruté como un enano mientras empanaba las milaneses de pollo y puse la mesa como si fuera para una fiesta.
Venían Tamara y Camilo a comer.
Después, me gustó tanto lavar tres platos en lugar de uno...

Es inevitable que entre las 3 y las 4 de la madrugada me despierte y me levante como un resorte. Entonces voy como un autómata hasta la cocina, enciendo un cigarrillo y me quedo observando las luces de los pueblitos de la montaña. Luego regreso a la cama y me duermo profundamente.
Es un ritual que se repite noche tras noche.
Antes me ocurría pero era diferente.
Me despertaba una rodilla en mi espalda, un codazo para pedirme que dejara de roncar, el rezongo por llevarme todo el acolchado, unas piernas que se entrecruzaban con las mías...

Mi nueva cama es enorme.
Juraría que es de 3 ó 4 plazas, aunque es extraño... las sábanas, que son de 2 plazas, calzan perfectamente.
Es raro... porque de día parece una cama normal.
La dueña del piso no me avisó que esta cama se agranda por las noches.
Basta solo con apagar la luz y al instante notás que aunque quieras, no llegarás nunca al otro extremo de la cama.
Será muy moderna pero tuve que poner 3 acolchados y ni así logro entrar en calor...
Varias han sido las noches, en que luego de apagar la luz, se me aparece el "Currito El Palmo" cantándome por soledades...

"Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha."

Si no estuviera de paso por esta casa, me hubiera gustado tener una gata, un perro, una lombriz, no se... algo.
Y lo pensé más de una vez pero si ni yo se donde iré a parar dentro de muy poco tiempo, para que complicarme la vida más de lo que ya la tengo.
Pero la vida es generosa, para quitarte y también para regalarte.
Cuando más lo necesitás, ahí está ella para hacerte sentir vivo.
Hoy me levanté más temprano que de costumbre.
Me despertó el sol que entraba por el ventanal de mi habitación.
Apenas estaba asomando por detrás del Castillo. Hacía 3 ó 4 días que no aparecía por Dénia y no quise quedarme un solo minuto más en la cama.
Apronté el desayuno y lo tomé en la terraza, de cara al sol.
Dénia tiene esas cosas, mientras casi toda España está nevada o pasada de lluvia, este rincón del mundo te permite desayunar en pijama y con el sol en la cara.
Era tan majestuoso el sol, imponía tanto... que me puse a pensar que yo siempre le había pedido favores a la luna y a las estrellas, pero nunca al sol.
Y entonces le hablé de mis proyectos, de mis sueños, de mis tristecías y mis desvelos.
Y como tantas veces lo hice parado frente al mar, con los brazos extendidos, esta vez lo hice de cara al sol.
Le pedí por mí y por mi familia.
Como respuesta, sentí que una agradable tibieza me bañaba el cuerpo.

Decía que la vida se encarga de regalarte cosas a montones. Es uno el que no las ve.
El otro día, mientras pelaba papas para hacer una tortilla, entró una mosca por la ventana.
La corrí por toda la casa a trapo limpio. No hubo caso. Volaba de un lado a otro con una rapidez insolente.
Decidí entonces ir en busca de armas... Sabía que debajo de la mesada de la cocina había un spray para insectos voladores.
La busqué hasta que la encontré...
Su negro cuerpo resaltaba sobre el blanco de la nevera.
Estaba junto al imán "Asturias, paraíso natural".
La tenía a tiro pero cuando iba a apretar el gatillo me detuve.
Al fin había algo o alguien vivo dando vueltas por la casa.
Desde ese momento, me acompaña siempre.
Si voy al baño, se enloquece frente al espejo.
En el salón, su sitio es sobre el sofá color naranja.
Pero su lugar preferido es la puerta de la nevera, juntito al imán.

Si hasta nombre le puse...


Pensé que como en esta vida le tocó en suerte ser mosca, debía buscarle un nombre distinguido y para nada común.
Me acordé entonces de una vieja canción francesa cantada por Jacques Brel llamada "Arlet" (así nomás, con una sola "T")...
La canción hablaba de una mujer especial, de ojos traviesos, pelo corto y con la sonrisa permanente en su boca de gruesos labios, que había amado tanto que un día se cansó y se fue del pueblo detrás de un marinero.
Arlet quería sentirse amada, protegida entre aquellos nuevos brazos y aprender a olvidar lo que tanto amó. Pero para el marinero, Arlet solo sería un nuevo tatuaje en su hombro llenito de nombres.
Arlet volvió entonces a su pueblo en busca de aquel amor perdido y lloró varios días con sus noches cuando lo vio riendo feliz del brazo de aquella mujer.

Recuerdo perfectamente aquella canción y la historia de Arlet. Jean Pierre, un pianisto viejo y borracho me la tradujo una noche mágica en el viejo "Hot-Club", en el sótano de la calle Brandzen...

Decidí entonces llamar Arlet a mi mosca.
Estoy preocupado porque creo recordar que las moscas viven solo 7 días y ya transcurrieron 4 desde aquel momento en que nos conocimos.
Ayer tuve mucho miedo.
Cuando me iba a duchar, ella estaba como siempre mirándome desde el espejo. Pero al salir de la ducha la vi volando bajito. Como sin fuerzas... se quedaba largo rato quietita en el suelo. Pensé que algo malo estaba por suceder.
Pero fue nomás abrir la puerta del baño y cuando entró el aire fresco y seco, Arlet se incorporó enseguida y se puso a recorrer toda la casa volando feliz como de costumbre.
De ahora en adelante tendré más cuidado.
Creo que fue el vapor del agua caliente lo que le afectó.
Hoy decidí ducharme con el agua casi fría.

Ahora, mientras escribo sentado en la cocina, ella me mira desde la caja de cigarrillos...

La reputísimadrequeloparió... soy un pelotudo!!!
Recién fui a la terraza a colgar la ropa del lavado y dejé el ventanal abierto.
Busqué desesperadamente a Arlet por toda la casa y no la encuentro...
Quizás se fue atrás de su marinero.
Sufro al pensar que si alguna vez regresa, como en la canción, tal vez me encuentre con otra mosca.
Aunque para mí, ella siempre será Arlet.
(Nota del autor: No quise hacerlo directamente porque uno ya tiene bastante en estos días, pero si alguien lo cree conveniente y asumiendo su propio riezgo, puede entonces hacer click en el siguiente enlace: pinche aquí).

domingo, 3 de enero de 2010

El tiempo está después...



El tiempo está después - Fernando Cabrera


"La primavera en aquel barrio
se llama soledad
se llama gritos de ternura
pidiendo para entrar
y en el apuro está lloviendo
ya no se apretarán
mis lágrimas en tus bolsillos
cambiaste de sacón..."


Ojalá tengas razón Cabrera... ojalá.
Ahora que los dos cambiamos de sacón, tal vez sea cierto aquello de que un día nos encontraremos en otro carnaval.
Y si en verdad sucede, entonces habremos tenido suerte si aprendimos
que no hubo ningún lugar,
que no hubo ningún atracadero,
que haya podido disolver
en su escondite lo que fuimos...

El tiempo está después.

Pero acaso se puede detener el tiempo?

Es cierto que vengo de un país donde clavamos el tiempo en un cartel... es cierto.
Pero acaso podremos detener el tiempo?
Este tiempo, digo... por hablar del tiempo nomás.
El de las horas que pasan lentas.
El de las horas que pasan desparramando soledad.
El que a las horas pares me hace preguntas desde el espejo.
El mismo que a las horas impares me dice que sin el sacón...
me muero de frío.
Y de amor.
Quizás sea la mejor de todas las muertes.

Creo que era Einstein quien decía que cuando uno recurre a una cita o a un ejemplo
es cuando ya se terminó el intercambio de ideas y se acerca el final.
Acudo entonces a Alfredo Zitarrosa.
El Flaco decía que se podía morir de rabia o de algún violento amor.
Y él, prefería que fuera de amor, sin duda.

Sí, definitivamente yo también prefiero que sea de un violento amor.
Entonces Cabrera, ojalá tengas razón.
Porque cuando pasen los días, meses y tal vez los años
nosotros los de entonces, ya no seremos los mismos...

"Un día nos encontraremos
en otro carnaval
tendremos suerte si aprendemos
que no hay ningún rincón
que no hay ningún atracadero
que pueda disolver
en su escondite lo que fuimos
el tiempo está después..."
El tiempo está después - Fernando Cabrera