miércoles, 6 de marzo de 2013

Hugo Chávez, descanse en paz.


En el acierto y en el error, en el encuentro y en la discrepancia, todo mi respeto y mi solidaridad con el pueblo venezolano.
Tal vez porque Chávez era un llanero (como bien me enseñó mi compadre el poeta colombiano Mauricio Vidales) no supe comprenderlo.
Vivió y murió como tal.
Por eso nunca pude “tragarme” a Chávez cantando rancheras por cadena de radio y televisión.
Pero eso es lo anecdótico.
Lo verdadero e importante, lo que sobrevivirá inluso al mismo Chávez, es la semilla que sembró.
Un país saqueado por los que nuncan cantan por tv, por los políticamente correctos y de cuello y corbata... ladrones como Carlos Andrés Pérez (amigo dilecto de Felipe González), dejaron a Venezuela y su pueblo sumidos en la más honda miseria.
Chávez le devolvió la dignidad a los de abajo. Los “desdentados” recuperaron la sonrisa y fueron ellos quienes lo rescataron de una casi inevitable muerte en aquella noche donde la derecha rancia y aristocrática intentó llevar adelante un golpe de estado.
Chávez, el que ganó una y mil elecciones, hoy no pudo con el puto cáncer.
Seguramente esta noche brindarán con champagne en Washington y Miami mientras en los barrios de los cerros caraqueños, algunos llorarán y otros se prometerán seguir adelante con el proyecto bolivariano.
Por la dignidad de nuestro continente, que así sea.
Comandante Hugo Chávez, descanse en paz.

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