Joaquín Sabina era habitué del Libertad 8. Allí tenía su mesa reservada junto a los poetas Ángel González y José Luis Montero. Y yo, que había hecho del Libertad mi segunda casa, coincidí pocas noches con Sabina. Fue Julián, quien en la madrugada y mientras hacía la caja del Libertad, me dijo algo así como: “Sabina, no es el canalla al que a él le gustaría ser…”. Recuerdo bien esa noche… Dany, el camarero más camarero que jamás conocí, había puesto un CD de Darnauchans, mientras levantaban las sillas y lavaba el baño y los suelos. La madrugada bebía a través de sus mostradores sedientos de lágrimas y restos de alcohol. Allí estaba Kavafis y su mirada hacia playas lejanas. La últina tande de vasos en el lavavajillas y comenzaban a irse los últimos clientes, sin saber que dejaban para siempre sus historias en las paredes del bar. A las 3 am se bajaba la cortina metálica del Libertad 8 y dentro del bar quedábamos Juan Matute, el cocinero de un hotel cercano, a veces también Jesús, dueño del bar de al lado, el Tío… un laburante y Compañero y el resto variaba según las ganas de Julián. El Libertad cerraba a las 3 am pero yo llegué a salir con Julián a la calle a las 9 de la mañana, mientras buscábamos donde carajo había aparcado su coche… Y volviendo a aquella frase de Julián sobre Sabina… últimamente el Tío Joaquín se ha despachado con algunas frases contra la izquierda. Al comienzo me enojé… pero me duró poco. Ha sido tanto lo que él nos dio… han sido tantas sus canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida, que no pude menos que perdonarlo. Después de todo, yo tampoco soporto la dictadura de Nicaragua de Daniel Ortega, traidor si los hay… dudo de Maduro… un poquito pero dudo. Pero lo de Sabina me jodió… Pero como no perdonarlo… De esto hace años… a través de La Radio del Gato llamé a los oyentes para que votaran en un concurso acerca de la mejor canción de Sabina. Y ganamos… la canción ganadora fue “Peces de ciudad”. Para mí, la mejor canción de Sabina. Y pasó el tiempo y en un concierto de Sabina en Buenos Aires, y esto me lo contó Pancho Varona… Sabina subió él solo para hacer la prueba de sonido haciendo justamente esta canción. Y sin que lo supiera, se fueron sumando sus músicos y esa grabación ya es histórica. Cómo no querer al Tío Joaquín? Yo… que humildemente al igual que Neruda puedo decir “Confieso que he vivido”… que he caminado al igual que Sabina por las calles de Madrid, Granada y Nueva York, que me he despedido en mil aeropuertos, que he prometido mil encuentros que jamás sucedieron… que al igual que Zitarrosa, siempre termino defraudando una espera… pero que hoy estoy aquí, esperando la llegada del amor de mi vida… Claro que te entiendo Joaquín… junto a Silvio, la parte más importante de la banda sonora de mi vida.-
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