jueves, 3 de abril de 2008

Piazzolla, Ferrer y yo.


Cuando te encuentre,
me convertiré en un alegre
terrorista de Te Quieros,
para que tiemblen los que no se aman.
Y en nuestro primer abrazo
empezarán a abrazarse también,
los dos últimos enamorados
que habitarán la tierra,
y que un día melancólico y por venir
se dirán: Te Quiero.

"Te quiero, che" (frag.) – Horacio Ferrer

Cuando me desperté no supe si solo había sido un sueño o si en realidad había sucedido.
Yo estaba sentado en un bar que no puedo reconocer. De pronto se acercan a mi mesa Astor Piazzola y Horacio Ferrer. Se sientan y piden un café.
Como si nos conociéramos de toda la vida, Ferrer comenzó a hablarme.

Piazzolla estaba en silencio, solo movía su cabeza asintiendo lo que el poeta estaba a punto de decirme. Se le notaba triste... muy triste. En cambio Ferrer, tenía luz en la mirada.
-Mirá botija... lo que venimos a decirte es muy importante.- repetía una y otra vez Ferrer.
-Escuchá bien... mirá que es muy importante para vos- insistía
Lamentablemente nunca llegué a escuchar que era eso tan importante que tenían para decirme. Las puertas interiores o los muros internos hicieron que me despertara.

Al otro día, cuando se lo conté a Adriana, seguía sin saber si había sido solo un sueño, todo me parecía tan real... el aroma del café, el humo del cigarrillo, la voz de Ferrer...
Aquella frase se repetiría una y mil veces durante varios días.
Nunca supe como seguía.
Me quedo con la idea de que el duende de mi querido Astor Piazzolla vino a visitarme.
Horacio Ferrer... gato y bohemio, a esta hora que ya es madrugada en Dénia, debe andar aprontándose para salir de milonga allá en el Sur.

5 comentarios:

amelie dijo...

Hay tanto de real en los sueños, mi querido gato utópico... Nada menos que Ferrer y Piazzolla... Seguro que fue verdad, de alguna forma nada explicable de forma racional, ese mítico encuentro. En realidad me da mucha envidia, mi querido amigo, que tuvieras esa maravillosa reunión...
En realidad, como con el Darno, hay cosas que tengo tan tan tan dentro (sobre estos dos) que no puedo seguir escribiendo mucho más. O termino con lágrimas en los ojos (como dice Aute en una canción de su disco "alas y balas" "es peligroso asomarse al interior").
Le mando un beso grande y un abrazote naranja desde Madrid

Yam dijo...

Hola, pasé a dejarte un saludo.
No soy muy hablador peo siempre ando en la vuelta.

Lucía.uy dijo...

Che, creo que yo sí, llegué a escuchar algo......era algo así:

"......yo sé que estoy piantao, piantao, piantao....no sé si va la luna rodando por Callao..........

Es más, creo que primero Ferrer se lo dijo al oído a Piazzola,justo cuando vos te levantaste y te fuiste del boliche; claro vos, estabas apurado porque te vinieron a buscar los gurises: "vamos que Mamá te llama"......

Abrazos, de bandoneones arrabaleros

Luciano dijo...

Esos son sueños. Por ahí el mensaje es lo de menos, los poetas lo dicen todo el tiempo, nadie los escucha, pero todos lo decimos.
Lo importante era el encuentro.

el gato utópico dijo...

amelie:
Quizás sea cierto y el encuentro haya ocurrido. Aunque sea en sueños nada más. Pero alguien dijo que la única verdad del hombre son sus sueños y yo no voy a ser quien lo desmienta.
Sabías que Aute viene muy seguida por Dénia? Me han dicho que hasta tiene una casa en Les Rotes.
Un beso grande.

yam:
lo mismo digo... voy seguido por su casa pero a veces (las más)yo también me quedo callado.
Pero estamos... cómo no...

lucía:
quenoqueno! No era eso lo que me tenían que decir... Además había mucho ruido, fijate que además estaba...
"acodado sobre el mármol
agarrado como un broche,
un curda que noche a noche
se manda su confesión..."

para colmo, en la mesa de al lado había...

"Una partida de tute
entre cuatro veteranos,
q'entre naipes y toscanos,
despilfarran su pensión."

Pero a lo mejor fue eso de que apareció Tamara y me dijo:
"Vamos, que mamá te llama"...

Bue... vámonos del boliche que sino el trompa tira la bronca...
Un abrazo para vos también.

luciano:
Lo importante era el encuentro...
Tan cierto eso...
Pero mire don Luciano que aún me queda por contar el sueño con el Polaco... pasa que ese día terminamos los dos muy borrachos...
De afectos, claro está.