viernes, 12 de diciembre de 2008

Mis fantasmas, la luna y yo...


Para que yo me llame Angel González (Voz del propio Angel Gonzalez/Música Manolo García)



Para que yo me llame Ángel González,

para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

Angel González (Oviedo 1925-2007)
(Voz del poeta - Música: "Pájaros de barro" de Manolo García)


Hoy, a las 23 horas de cierto viernes de este casi invierno, con una luna tan pero tan llena y tan pero tan alta... como aquella a la que también en una noche como ésta pero allá... en el Sur del alma, nuestro Líber Falco le escribiera aquella carta de amor...

“Tan perfecta y blanca.
Tan alta!
Tan lejana y blanca.
Lejos de la muerte,
y de la vida lejos.
Lejos de los llantos.
De las risas, lejos.
Tanto!
No sabe esta luna
cómo todo es triste.
Cómo es bello el mundo
y la misma muerte acaso,
acaso, es volver sin irse.
Sola arriba, sola.
Tan perfecta y blanca.
Tan alta!Tan tejos de todo!

Nada arriba, nada.
Ella sola y nada.”

Entonces vuelvo, otra vez y ya me estoy acostumbrando a volver. No me interesan, no me importan, no me asusta que alguien me pregunte porque no entiende, porque no sabe, porque no le importa... La luna y los tejados me protegen en noches como esta. Y si antes fue el viejo Jhonny Cash quien me cuidaba en noches de hospital, esta vez convoqué a mis viejos fantasmas. Una vez más acudieron... ellos nunca fallan. Aunque uno note que están más viejos, que sus pasos son cada vez más lentos, que su fatiga aumenta con los años... ahí están... ahí vienen... mis viejos y queridos fantasmas. La misma noche en que lancé una botella al mar con mensaje dentro, pidiendo que fueran a abrazar a Macunaíma en la presentación de “La bufanda del aviador”... justamente esa noche me encontraba ingresado una vez más en el hospital de Dénia...
Ah... corazón ajado... Fueron 8 días con sus noches enteras... entre cortinas blancas, sábanas blancas, uniformes blancos, luces blancas... pero entre tanta blancura, por las noches... la Señora Otra se vestía de negro. Y vaya que se vestía de negro... Cómo no! No hubo una sola noche, no... no la hubo... en que no muriera alguno de los que allí estábamos. Porque uno ahí, se muere de a poquito. Aunque las medicinas, el afecto de los seres queridos, la mirada de tus hijos, la caricia de tu mujer... todo eso al final te saque de ahí dentro... uno ya no es el mismo. Ya no podrás ser el mismo de antes. Tanto dolor... tanta muerte... Y ahí es cuando acudían ellos. Mis amigos... un ejército de locos, poetas, perdedores, desconsolados... mis amigos. Mis viejos fantasmas...
Una tarde de esas en los que entre medio de tanto valium me puse a escuchar Radio Nacional de España (rne), me pareció oír la voz de Angel González... Justamente se está por cumplir el primer año de su no-vida. Y sí.... era ese viejo poeta asturiano, militante de la vida, borracho y tierno como nadie... diciéndome a través de los auriculares: “...un escombro tenaz, que se resiste a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio. El éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento...”
Uno más de mis viejos fantasmas que acudía a mi encuentro. Yo... que creo y mucho en los gestos... lo disfruté tanto... y una mueca que sí quería ser sonrisa... y una lágrima que no quería ser llanto... Me dije entonces que si bien no había podido estar aquella noche donde la poesía llenó el cielo de Montevideo a través de aquel aviador... era ella, la poesía y eran ellos... los poetas, los que venían hasta Dénia para poder darnos un abrazo como solo dos viejos compañeros de vida pueden darse.
A todos mis hermanos de vida... mi mejor abrazo entonces.
Dicen que solamente aquellos que han tenido un infarto pueden sentir este tipo de tristeza. Que el llanto viene solito... basta con dejar de ser caracol y salir un rato del caparazón...
Diga que uno está rodeado de tanto afecto...
Me voy a dar una vuelta por los tejados... Ya se los dije, hoy la luna está llena... y aunque esté aquí en Dénia, a lo mejor tengo suerte y me llega el sonido de algún coro de murga entonando la retirada...
Aunque yo, una vez más... vuelvo.
Que así sea.
Porque así será.

El Gato Utópico
Dénia (cierta noche de otoño... a fines del año 2008)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Gato !!Qué tipo bárbaro ...quién y cuando van a darle a Ud. el título de poeta?,qué hay que hacer?,a quién hay que pedirle?...No hay dudas, "las noches blancas de hospital", lo van haciendo a Ud. cada vez, un poquito más poeta...
La luna... pídale a ella!!, que según dicen tiene TANTA fuerza, que hace parir embarazos, bajar las mareas,volver blancas a noches negras, pídale que arranque esa, su melancolía, aproveche!!, que hoy es la noche que la tenemos más cerquita,más linda y más blanca, aproveche hoy!! porque hasta dentro de quince años no vuelve a estar así...
Fuerza Gato!!, y celebremos que volvió a volver ...

Lucía.uy dijo...

...la puta che!.....

Bienvenido nuevamente al tren..y déje de darle esos sustos a su flia!

un abrazo.

Marisa Peña dijo...

te he seguido los pasos desde el blog de Santi... Me emocionó, me llegó tu comentario, lleno de fuerza, rabia, indignación y profunda humanidad. pues eso que me gusta lo que dices y cómo lo dices. un abrazo

amelie dijo...

Abrazo bajo la luna llena de Madrid. Este mundo no es igual cuando el gato está ausente, así que ¡¡¡ya bastaaaaaaaaaaa de tanto susto!!! Te debo (no deber por obligación, deber por querer) una llamada, amigo. Te quiero mucho. Un beso y un abrazo de color naranja

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Mucha Salud junto a los tuyos.
Comparto con anónimo todo lo expresado! Me alegra tu retorno.
Cariños

Gabriel dijo...

Gabriel!!

Cuánto me alegra leerte otra vez y saber que estás de nuevo en casa!!!

Cuídese, que uno se siente tan bien, sabiendo que lo tiene a usted de cómplice.

Larga vida a Gabriel y al Gato Utópico!

Desde Brasil
Gab.

Luis dijo...

Uffff... no sé si lo he dicho pero frente a situaciones como estas uno, la verdad, no sabe qué decir.

Pero parece que ese lugar te da una extraña lucidez, como si concentraras toda la pelea en seguir, en perdurar, en no ofrecerte por migas.

Que salgas pronto de allí, y que los únicos fantasmas que veas sean las que surgen de tus poderosos textos.

Un abrazo grande

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Primera visita a este lujo de blog...voy a mirar despacito...,

besiños

fiorella dijo...

Don, se me deja de sustos que el hipo se nos fue hace bastante rato. Angel Gonzalez, me encanta cada día más. Un beso y un abrazo.

mauro dijo...

Uyyy, hermano, viejo Gabo, qué pasa mijo, cuidáte viejo loco. Hace rato no visitaba tu blog y me encuentro con tus noticias, pero saliste y ahí seguís, con tu terco y resistente amor a la vida, a la poesía, a tus convicciones más íntimas. Hermano, llego el 24 a Valencia y el 25 o 26 a Dénia. Estaré hasta el 1 de enero. Espero verte, por supuesto. Necesito el número de tu teléfono -que como sabes, perdí el móvil en verano y no he rescatado toda la agenda- para llamarte cuanto antes. Besos y abrazos para vos, Adriana, Camilo y Tamara. Cuídate mucho, viejo. El mundo necesita de seres valientes, lúcidos y amorosos como vos.

De tu hermano, el caleño

Mauro