lunes, 23 de febrero de 2009

Los Castillo y Antonio Machado.

(Exiliados caminando sobre la nieve - Archivo histórico del PCE)

Hoy se cumplen 75 años de la muerte del bueno de Antonio Machado, uno de los mayores poetas que supo darnos la “madre patria”.
Me emocionan ciertas cosas de Machado. Me siguen emocionando...
Quizás porque está profundamente ligado a mi infancia y a mi adolescencia
Mi primer contacto con los poemas de Machado fueron allá por 1970 cuando Joan Manuel Serrat visitó por primera vez el Uruguay.
No recuerdo bien si fueron mis padres o mi hermana quien compró aquel LP de pasta... “Serrat canta a Machado”.
Fueron muchas las horas que pasé sentado escuchándolo frente al tocadiscos...

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar...
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”.

Mi segundo contacto con el poeta fue cuando nos mudamos a Malvín.
Pegado a mi casa vivían los Castillo, en la casa que está en la esquina de Missourí y Decroly.
Los Castillo eran una familia de refugiados republicanos que habían llegado como tantos otros a Montevideo.
Para mis ojos de adolescente eran un poco raros...
A las 8 de la noche ya tenían todas las luces apagadas... no hablaban con nadie, apenas saludaban. Hasta que un día ocurrió... Mientras ellos estaban trabajando en el jardín, yo me senté en el muro que separaba las dos casas y me preguntaron quien era el que escuchaba aquellos poemas de Machado cantados por Serrat.
-Y... todos, en casa lo escuchamos todos-
Ahí fue el comienzo del cambio.
Los Castillo eran tres. El matrimonio y una hermana de ella.
Cómo me jode no acordarme de su nombre...
Fue justamente con ella, la hermana con la que mantuvimos largas charlas a partir de aquel momento. Me contó que habían escapado desde su Alicante añorado.
Primero escaparon a Valencia, último bastión del gobierno republicano.
Luego de la caída emprendieron la larga marcha.
Cruzaron los Pirineos rumbo a Francia... caminando... marchando junto al resto de españoles que emprendían el largo camino del exilio.
Su primer destino había sido justamente Collioure. Esto lo recuerdo perfectamente porque me contó acerca de que ahí estaba exiliado don Antonio Machado. Pero al llegar a Collioure, fueron detenidos y enviados a un campo de trabajo forzado que el gobierno francés había dispuesto para los refugiados republicanos españoles. Al cabo de un tiempo fueron liberados y desde el puerto de Marsella se embarcaron sin dudarlo con destino a la ciudad de Buenos Aires.
Pero al hacer escala en Montevideo, fue don Castillo quien dijo...
–Acá nos quedamos-

Pocas cosas más recuerdo de los Castillo, pero aún me parece escuchar la indignación de Don Castillo cuando los fascistas de la JUP balearon el local de la UJC que estaba a la vuelta de casa. Luego del golpe de estado, la casa de los Castillo cerró sus ventanas ya casi para siempre.
Sucede que ellos ya sabían lo que se nos venía encima...
Nunca supe que pasó con aquella casa una vez que los tres fallecieron. Para colmo de males, no habían tenido hijos.
Con el tiempo, Papá me contó que Don Castillo había pertenecido a la dirección del Partido Comunista español y luego al PCU, que también había fundado junto a un grupo de republicanos españoles el Comité de Solidaridad Uruguayo con la República Española y pocas cosas más...

Historias mínimas para algunos.
Enormes historias para mí.
De las que merecen ser rescatadas del olvido.
Historias que sumadas a tantas otras construyen la Memoria Colectiva.


Este año se conmemora el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado.
Cuentan que mientras iban caminando por los Pirineos adentrándose en el exilio, Don Antonio llevaba a su madre ya anciana del brazo.
Al cruzar la frontera, ésta le preguntó:
-Antonio... falta mucho para llegar a Sevilla?-
Al poco tiempo de instalarse en Collioure se produce la muerte del poeta y la de su madre con solo tres días de diferencia...
En uno de los bolsillos de Don Antonio Machado, encontraron un papel arrugado donde el poeta había escrito su último verso:

"Estos días azules y este sol de la infancia".


Don Antonio Machado, el bueno de Don Antonio...
Como el mismo dijo en uno de sus poemas...

“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.”




Del pasado efímero - Antonio Machado

Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un día,
tiene mustia la tez, el pelo cano,
ojos velados por melancolía;
bajo el bigote gris, labios de hastío,
y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantalón abotinado,
y un cordobés color de caramelo,
pulido y torneado.

Tres veces heredó; tres veces ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
Sólo se anima ante el azar prohibido,
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta
la hazaña de un gallardo bandolero,
o la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza de política banales
directorios al gobierno reaccionario
y augura que vendrán lo liberales
cual torna la cigüeña al campanario.

Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira,
pensando en su olivar, y al cielo mira
con ojo inquieto, si la lluvia tarda.
Los demás, taciturno, hipocondríaco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; sólo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa Hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.




Tus ojos me recuerdan
las noches de verano,
negras noches sin luna,
orilla al mar salado,
y el chispear de estrellas
del cielo negro y bajo.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena carne,
los trigos requemados
y el suspirar de fuego
de los maduros campos.

Tu hermana es clara y débil
como los juncos lánguidos,
como los sauces tristes,
como los linos glaucos.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano...
Y es alba y aura fría
sobre los pobres álamos
que en las orillas tiemblan
del río humilde y manso.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano.

De tu morena gracia,
de tu soñar gitano,
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.

Me embriagaré una noche
de cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canciòn que deje
cenizas en los labios...
De tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.

Para tu linda hermana
arrancaré los ramos
de florecillas nuevas
a los almendros blancos,
en un tranquilo y triste
alborear de marzo.
Los regaré con agua
de los arroyos claros,
los ataré con verdes
junquillos del remanso...
Para tu linda hermana
yo haré un ramito blanco.

7 comentarios:

FLACA dijo...

"y cuando llegue el día
del último viaje/
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje/ casi desnudo, como los hijos de la mar".

Es lindo empezar el día con este recuerdo de don Antonio y también de mi querido y republicano tío Escobar.
Un abrazo.

FLACA dijo...

Gato: te lo pregunto en comentario aparte porque no quise romper el clima del post. Pero no puedo con la curiosidad:¿en la calle Missouri de Malvín,eras vecino del ahora poeta Luis Bravo?

el gato utópico dijo...

Flaca:

La calle Missourí... sí, la misma que en los veranos los enormes paraísos se abrazan de vereda a vereda... allá en lo alto, bien arribita.
Al poeta Luis Bravo no lo conozco... una vergüenza pero no lo ubico como vecino por aquellos años. Al que sí recuerdo es a Sarandy Cabrera. Vivía en la cuadra de enfrente, unos metros más hacia la playa.

Fragmentos dijo...

Gato, amigo, qué más cuenta? que si hasta declaran nula esa, aquella horrible ley de la impunidad!!
abrazo, dafne

cpm dijo...

y al cabo,nada os debo
me debeis cuanto escribo.
y caramba si le debemos, no alcanzan las vidas del mundo para pagar lo que este poeta nos lego en sus versos,y a pesar del sufrimiento, cuanta ternura.
Gracias gato.
por machado...
y por "Jose",mi abuelo republicano que murió sin querer volver a España por miedo a estar pisando al caminar el cuerpo de algún amigo.

FLACA dijo...

No creas que me conozco todos los barrios de Montevideo, ni que tengo un conocido en cada calle.Soy una simple y pobre canaria que nació en La Paz y vive en Las Piedras. Pero ,¿viste que en algunas calles coincidimos, Gato?...jajajaja. Lo cierto es que a esa calle tuya, habiendo viajado más de una hora en el viejo y querido 68, fui a lo de Luis más de una vez.Ahora no me acuerdo si la casa era a media cuadra de la rambla, o a una cuadra y media o más.
Es raro que no conozcas a Luis,él es bastante conocido por su poesía y está en todos los circuitos de actualidad. Lo último que publicó -"Algo pasa con la voz"-fue presentado en un espectáculo titulado "Tamudando",
que consiste -según sus propias palabras- "en un recital verbofonético+otros
sonidos mutantes".Poesía experimental le llaman.

Volviendo a Machado,en El País de Madrid vi la foto de Paco Ibáñez cantando en la tumba del poeta.Ése otro grande.

Un abrazo.

FLACA dijo...
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