lunes, 13 de diciembre de 2010

Enrique Morente... se fue el rebelde más jondo.



Enrique Morente y Lagartija Nick - Pequeño vals vienés (F.García Lorca)


A los pocos meses de haber llegado yo a España, en uno de esos encuentros entre amigos donde abundan las risas y el bullicio, había una música de fondo que llamaba mi atención.
Era un sonido diferente, casi inédito para mí.
Alguien había puesto a muy bajo volúmen el cd "Omega" de Enrique Morente y Lagartija Nick.
Sobre letras de Federico García Lorca y Leonard Cohen, Morente había sido capaz de mezclar el flamenco con el trash-metal. Para los inquisidores del flamenco, una blasfemia. Hoy, a varios años de su aparición, esa grabación está considerada como una obra de arte. Así era Morente, un revolucionario en todo lo que hacía y adelantándose a su tiempo.
Esa misma noche, Roberto me regaló el cd.
Y ya para siempre, Enrique Morente pasó a formar parte de la banda sonora de mi vida.
Pocos días antes de su muerte, Morente pudo terminar de grabar "Morente el barbero de Picasso", un largometraje dirigido por el cineasta Emilio Ruiz Barrachina. Hoy escuchaba al director hablar sobre Morente por RNE y sobre el sentimiento que le ponía el cantaor a todo lo que hacía. En la escena final del film, aparecerá Morente cantando "Ángel caído" de Antonio Vega pudiendo así cumplir con uno de sus sueños... cantar frente al Gernika de Picasso en el Museo Reina Sofía. Su próximo proyecto era llevar el cante en directo a todas las minas del mundo donde los mineros se encuentren trabajando en condiciones infrahumanas. Pensaba cantar y denunciar al mismo tiempo y ya tenía previsto comenzar por las minas de Sierra Leona y continuar en Colombia. Así era Morente, un hombre que concebía el arte como una herramienta más para cambiar la sociedad. Llevaba orgulloso consigo aquel "insulto" del mismísimo Franco, el que lo había denominado "el flamenco rojo" por haberse atrevido a ponerle música a poemas de Miguel Hernández en plena dictadura...
Descanse en paz Maestro... usted que dio tanto al arte, al compromiso, a la vida.
Ahora, descanse en paz.



Enrique Morente y Path Metheny en la Alhambra

"Ese quejío postrero se le coló de improvisto, como se inmiscuía la genialidad en su voz mientras improvisaba. Enrique Morente ha muerto. Se ha ido como uno de los versos que metió a compás. En un instante. El Pijón del Albaicín de Graná, discípulo primero del jerezano Cobitos y de Juanillo el Gitano por las cuestas nazaríes, apagó su grito abismal antes de tiempo. Con 68 años.
Ha muerto sin capacidad para asumirlo.
Dos operaciones tal vez demasiado rápidas, una complicación tras y otra, y el final. Morente entró en el hospital por un problema supuestamente menor y ha terminado dejándose las entrañas en una cama de Cuidados Intensivos.
Ni el cante de su Estrella al oído ni los ruegos al cielo de su esposa Aurora han bastado.
El rebelde revolucionario que rehizo los cimientos del cante ha subido ya al escenario absoluto. Enrique Morente Cotelo, humilde seise de la catedral de Granada que encontró la cima de su talento en el flamenco después de trabajar como peón de zapatero o como ayudante de platero, ha pasado ya al espacio de la leyenda. Y ahora más que nunca hay que recordar su ejemplo.
En efecto, el granadino ha sido un verso suelto del lorquiano Poema del Cante Jondo y hasta para morirse ha elegido el estrambote. Una hernia de hiato, un hallazgo imprevisto durante la operación, y la vida en manos del gran cirujano extremeño Enrique Moreno.
Lo cierto es que, como una seguiriya corta y doliente de las que él bordaba, su colosal figura se ha desvanecido dejando un ay demasiado hondo en el aire.
Porque no ha muerto un cantaor.
Con Enrique Morente ha muerto una parte clave de la Historia del cante."

Alberto García Reyes (periódico ABC)


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1 comentario:

Diebelz dijo...

Sin duda, era alguien que creo indicó la dirección que tomar. De hecho, ahí está Miguel Poveda...
En fin, irrepentino y triste desvanecer de una voz única como la de Enrique Morente.