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La ciudad que mira al río que quiere ser mar.
La capital más al sur del sur.
Donde aún se mide el tiempo con el silencio que dejan las palabras que no pudimos pronunciar.
De la vorágine de Buenos Aires a esta sabia quietud montevideana.
Porque ya no quedan playas con chozas de coral donde guarecerse.
Porque ahora tan solo toca invocar a mis poetas nazaríes.
Por eso elijo Montevideo.
Lugar donde velo mis armas,
para la lucha final.
para la lucha final.
gt. ene/2013
(mientras un sol de verano montevideano incendia el horizonte)
En su libro póstumo "El zorro arriba y el zorro abajo", José María Arguedas (Andahuaylas, Perú - 1911/1969) escribió:
"Ahora estoy en Santiago de Chile y no tengo fuerzas para hacer lo que quiero.
Y lo que quiero es irme a Montevideo y encontrar a Onetti para apretarle la mano con la que escribe."
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Juan Carlos Onetti |
En su agenda, Juan Carlos Onetti escribió por última vez lo siguiente:
"sábado 27-3-93.
Tal vez mi sensación luctuosa nazca diretamente de que al escribir la última palabra de mis libros, experimentaré siempre una sensación de adiós.
Que se las arreglen.
Nunca los leeré ni corregiré pruebas de imprenta."
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Onetti apuntando a la cámara con un arma de jueguete |
Cuando le pidieron a Fernando Cabrera que musicalizara el documental "Jamás leí a Onetti", el músico montevideano se metió en la piel del elefante. Fue y vino durante días y días. Buceó una y otra vez por "Los adioses" y "El astillero" de Onetti. Anduvo por calles y plazas de aquella Santa María montevideana.
Y fue entonces cuando Cabrera compuso "Después del muelle":

Ahora son libres como si lo fueran.
Tinieblas sin cambio, por más que prendieran
minúscula y breve la tenue linterna.
Quisieron ser reyes, fundar una tierra.
El sueño duró mientras ellos soñaban.
Después, un mal día sufrieron la sierra,
el árbol del sueño y el sol ya no estaba.
Ahora son libres como si lo fueran.
Se creyeron fundadores, adelantados con capa.
Novatos innovadores de sueños, metas y mapas.
Olvidados tripulantes, vieja tribu de bandidos.

siempre dados por perdidos.
Viajar a la locura y volver,
tal vez fuera el fin de este viaje.
Un sabio temerario es aquel que suma cautela y coraje.
Misión del temerario, aprender.
Cautela también es coraje.
"Después del muelle" - Fernando Cabrera