viernes, 23 de abril de 2010

Cortázar, la muerte que es vida y aquella pareja...


La pareja se sentó a mi lado en la barra del Libertad.
Ella hablaba sobre la mejor forma de morir.
-Durmiendo, ves?… eso estaría bien.-
-Para mí, lo mejor sería morir haciendo el amor- le respondió él.
-Está bien- dijo ella- pero si él se muere en ese momento, pobre de su pareja, no?
-Sí claro, sería una putada.- dijo el hombre encendiendo un cigarrillo.
Se los veía realmente pensativos, compenetrados en encontrar la respuesta.
Después de algunos vasos vacíos, coincidieron en que la mejor forma sería hacer el amor, luego dormirse y después morir.
-Venga hombre, esa es la mejor forma de morir-
Y se besaron apasionadamente, escandalosamente libres, sin importarles nada ni nadie que estuviera a su alrededor.
Luego... brindaron mirándose a los ojos, chocaron sus vasos de cerveza y su mirada cómplice dio paso al silencio.
Se levantaron y salieron abrazados del bar.

Y confirmé entonces, que el bueno de Cortázar había estado ahí, tal vez sentado en un rincón de la barra, sonriendo mientras los veía brindar…



“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.”
Julio Cortázar - "Rayuela" Cap.7

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sentí el ambiente de ese bar mientras leía.
Y Cortazar siempre estará hayá donde haya una pareja besandose.
Llegue a este blog justamente buscando a Cortazar y pienso quedarme por un tiempo.
Me felicito de haberlo hecho.

Cordobesa

el gato utópico dijo...

cordobesa:
y si llegaste aquí buscando al bueno de cortázar, es la mejor noticia que pueda recibir.
Ojalá vuelvas.