miércoles, 30 de junio de 2010

Que el espíritu de Federico sea contigo.


"Quiénes se amaron antes que nosotros? Busquemos
las antiguas cenizas del corazón quemado
y allí que caigan uno por uno nuestros besos
hasta que resucite la flor deshabitada."



Ya está. Llegó la hora. Atrás quedó Dénia y siete años… Siete años donde pasó todo lo que tenía que pasar y todo lo que no tenía que pasar. Todo pasó. Todo nos pasó. Otra mudanza, otra vez a meter la vida en una maleta. Y fueron tres las maletas… esta vez faltó la mía. Y cuando las noches eran difíciles, cuando parecía que todo se nos venía encima… yo te dije esperá, esperá que cuando amanezca y el Darro comience a fluir nuevamente te traerá aquel olor a romero. Te acordás? Todo se llenó de romero. Como ahora. Viste? Justo yo vengo a darte ánimo. Y ahora Granada… hacés bien. Este es un tiempo nuevo. Vos en Granada, yo en Madrid… quien lo iba a decir?

"Amemos el amor que consumió su fruto
y descendió a la tierra con rostro y poderío:
tú y yo somos la luz que continúa."

Cuentan que ahora, el Paseo de los Tristes se ríe alegre cuando vos pasás.
Que a la hora en que aprontás el mate, la Alhambra se pone más roja que antes.
Que desde esa misma Alhambra, ahora se escucha por las noches la voz dulce del rey nazarí Ben-Al-Hamar… cantando sus poemas para enamorarte.
Desde lo alto del Sacromonte, desde el mismo lugar en que vimos atardecer sobre Granada, mientras aquellos gitanos cantaban por bulería… fue entonces cuando empezamos a despedirnos. Los dos lo sabíamos y por eso aquel silencio, mientras el sol besaba los muros de la Alhambra .
Y fue larga la despedida. Y fue amarga la partida.

Esto fue lo que escribí al regresar de Granada:
"De todas… la más mora..
A cada paso, en cada esquina el asombro por lo hasta ahora nunca visto, nunca sentido, jamás vivido. Cruzar una y otra vez el Albayzín por la Carrera del Darro, llegar al Paseo de los Tristes y subir por la Cuesta de Chapiz hasta llegar al barrio gitano del Sacromonte. Recorrer sus bares y entre tapas y sangría hacer noche en el Realejo.
Albayzín, Realejo, Sacromonte y el duende de Federico por toda Granada.
La luna lunera, judía y mora que brilla sobre la Torre del Agua, el aroma a romero de la Cuesta del Rey Chico, la sangre derramada en mil batallas… todo me recuerda a Federico…"

Ahora ya está...
Granada se llenará de tus colores, de tus risas, de tu pelo corto y de tus ojos grandes.
Es tiempo ya de que alguien pase una mano por tus hombros y te diga... "vení, recostate... descansá."

Ahora será ella... Granada...  de todas, la más mora... será ella quien muestre orgullosa tus pasos, tu andar, tus enormes ganas de vivir.
Que el espíritu de Federico sea contigo.

"Y cuando esté recién lavado el mundo
nacerán otros ojos en el agua
y crecerá sin lágrimas el trigo."
Pablo Neruda – Soneto XCV

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de leer... Qué bien que vuelves, Gato, estaba preocupada...

María

amelie dijo...

Buena suerte para esos comienzos.
Para vos, ya sabes... después de todo lo hablado sobre este tema en concreto. Un beso enorme y abrazo naranja