domingo, 30 de octubre de 2011

Afuera, la noche duerme abrazada al silencio.


En la noche en que regresó el frío.
Esta noche tan Maga y yo... tan Olivera.
Tan distante, solo por resistir el tiempo.
La noche bebe a través de mostradores sedientos de lágrimas y restos de alcohol.
Kavafis y su mirada hacia playas lejanas.
La última tanda de vasos en el lavavajillas.
Comienzan a irse los últimos clientes, sin saber que dejaban para siempre sus historias en las paredes del bar.
El hielo que se sumerge en el whisky y pregunto tal y como decía el poeta
-para qué te hicieron hondo, vaso... dime... para qué?-
En esta noche tan maga, miro dentro del vaso como si fuera un brocal.
Me asomo a su borde y tengo miedo de ver mi imagen reflejada en el agua estancada.
Porque aunque mi reencuentro con los espejos fue hace pocos días atrás, temo la imagen devuelta.
Tal vez volveré a asomarme cuando se restablezca el tiempo geográfico.
Pero te miro, te abrumo, te invado, te como, te festejo.
Afuera, la noche duerme abrazada al silencio.

"Murió la luna de los enamorados convencidos
de que solo muertos no estarán.
Llegó la implosión, el derecho de la desesperanza.


Simplemente que no se tenían más.
Suerte de oscuridad que transforma amor
que transforma amor, en soledad."


Era - Santiago Feliú



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