lunes, 27 de febrero de 2012

Brocal.



El sábado pasado fui a ver "Brocal", obra donde el Grupo Punto Cachi te abre el alma a través de la danza.
En poco más de una hora, pasé por tantos estados que no los puedo nombrar.
No faltó nadie... nadie.
Pero cuando comenzó la música de "Pequeño vals vienés" y la voz de Enrique Morente se metía por todas mis ventanas... sucedió una vez más, esa cosa que te sube del estómago y se hace nudo en el pecho.
Dulce nudo.
Ver a los chicos establecer diálogos a través de sus cuerpos.
Reconocer tantos rostros conocidos, cuerpos nunca abrazados.
Y no me sorprendí cuando Flor apareció en el escenario.
Pajarito.
La certeza de lo ya vivido.

Este es el texto que acompaña el programa de "Brocal".
Está escrito por Flor Guerrero y dice así:


Hay veces en que afuera, duele.
Existen veces en que los dedos se erizan, y tocar, es solo hostil.
Esas veces en que el corazón se nos cae dentro del cuerpo, y la mirada se hace vidrio.

Cuando el aire se nace piedra en el centro de la garganta.
Cuando las palabras son violenta cadena aferrada a la propia cabeza.
Cuando al caminar hacia delante, se nos ensucia la frente, cal y arena.

Hay veces, que todo aparenta ser una mierda.
Y nuestra sangre, laberinto críptico, se encoje de hombros ante el pedido de soluciones.

Pasa entonces, que hay que cruzar las miradas –alternativamente- dentro y fuera.
Fuera y dentro.
Barajar y dar de nuevo, con toda nuestra historia sobre.
La historia no nos pesa, solo es nuestra historia.
La propia historia nos construye.
Nos recuerda.
Sí tenemos punto de partida, y camino andado.

La ventana da al propio pecho.
Concatenación de parches que arrullan.
Y de la ventana para adentro, duerme también la luna.

Dentro de la historia, lo rojo se prende fuego cada vez.
Furioso cúmulo de inesperadas inteligencias, ave Fénix.
Y uno vuelve a ser nido.

Si se es nido, se es islote y se es abrazo.

Cuando las lunas de nuestra propia mitología íntima se cansan de tentar al equilibrio en las cornisas, vuelven a lo alto.
Les estallan plumas.
Modifican el tiempo.
Y de la nada, un abanico pichón les nace, mismo timón eterno.

Y si se clava la mirada en la ventana, se ve el pecho llenito de plumas y chispas.
Y si mirar por la ventana no es deseo, y solo se elige el adentro, el fuego se amansa.
Y se hace brasa amable. Brasa abrazo. Para poder descansar, reponiendo leño, agitando historia.

Flor Guerrero


página Punto Cachi: http://puntocachi.blogspot.com/

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1 comentario:

Silvana dijo...

"Ver a los chicos establecer dialogos a traves de sus cuerpos. Reconocer tantos rostros conocidos, cuerpos nunca abrazados"
Te vengo leyendo desde hace tiempo y varias veces dijiste que no tenías la capacidad de la sintesis.
Te equivocas.
Tal vez y sin querer hacerlo, escribiste en pocas palabras una de las mejores notas sobre danza.
Perdona la falta de tildes.
Saludos desde Montevideo.