domingo, 2 de julio de 2006

A 33 años del golpe de estado

“...Vamos, a caminar... que la noche será larga y oscura y las estrellas no quisieron venir a esta orgía de sangre y luto que la luna se fue con las compañeras, para paliar su dolor y acunar a sus hijos recién nacidos. Aunque andemos dando tumbos, es necesario caminar porque ese será nuestro signo, el caminar eterno pero sin Moisés... Seremos entonces nosotros, los hasta ayer niños, los que mostremos el camino porque los viejos no están, entonces seremos nosotros... aunque no haya caminos, entonces los haremos nosotros...”

Qué inconscientes fuimos! El solo hecho de pensar las cosas que hicimos me acelera el pulso... pero lo hicimos. Esta generación, a la que llamaron “la del silencio” se la jugó. En 1980 cuando la dictadura quiso aprobar una constitución que hubiera dejado muerto de envidia al mismo Mussolini, fuimos nosotros los protagonistas del NO. Cuando hubo que refundar los sindicatos obreros y estudiantiles, también fue nuestra generación la que levantó las viejas banderas. Muchos compañeros de aquella resistencia juvenil, hoy son diputados y hasta algún senador anda por ahí, pero también otros cayeron por aquellos días. Hasta el final de la dictadura no les dimos tregua a los fascistas. Allá por el ‘83, cuando ya se veía la luz al final del túnel, las paredes del cuartel de La Paloma del Cerro, se llenaron de la sangre de jóvenes compañeros cuyo único delito era pertenecer a los sindicatos estudiantiles (la gloriosa ASCEEP-FEU), o distribuir un volante del PIT-CNT llamando a un paro cívico. Claro... los milicos cuando escuchaban la palabra cívico, como no la conocían... se llevaban la mano al revólver. Y entonces meta picana en los genitales, y dale que te dale con el submarino, ó simplemente como le pasó a una compañera en el FUSNA, donde la violaron más de 20 fusileros navales en una sola noche frente a su marido y su suegro. Pienso hoy, dónde estarán esos más de 20 héroes? Quizás caminen libremente por 18 de Julio y estoy seguro que varios de ellos habrán sido ascendidos por los “servicios a la Patria”. Luego, con la llegada de la democracia, se abrieron las cárceles. Las internas y las externas. Llegaron ó salieron los viejos dirigentes políticos y sindicales. A muchos de nosotros, a los de aquella generación, se nos corrió para el costado. No pretendo aquí hacer una crítica a esto último. Hoy, lo que quiero, a más de 30 años del golpe de estado, es recordar a todos aquellos compañeros que se jugaron por entero. A los que tuvieron que pasarse a la clandestinidad, a los que pasaban un simple volante ó pintaban un muro, a los que nos tragábamos el miedo y le dábamos para adelante. A la “Generación del Silencio”... Salud!!!


2 comentarios:

Jorge Gajardo Rojas dijo...

Lo importante es aprender las lecciones.Menos ingenuidad,màs pragmatismo y como decia alguien tener la cabeza fria y el corazon caliente.

Anónimo dijo...

Comparto todo acerca de la generación del silencio. Yo también fui uno de esos adolescentes y hoy, a pesar de que fue una epoca horrible, igual la recuerdo con mucho cariño.