sábado, 8 de julio de 2006

Dama de Gris

Hoy tengo ganas de recorrerte. Es uno de esos días en los que la nostalgia se levanta antes que nosotros y cuando vas a cepillarte los dientes aún con la somnolencia del recién levantado, te mirás al espejo y sucede lo inevitable... La ves a ella, a la nostalgia. Está parada a tu lado, entonces te das cuenta de que no vas a tener un día fácil. Arrancás temprano, con ella al costado, eso sí... como buena mujer que es (y para peor... ella lo sabe), utiliza todas sus artes para que no la ignores. Te conquista, te seduce, te enamora. Lo malo no es eso... lo malo es que uno la deja hacer. Ahí es cuando nos gana para todo el día. Y te dije que hoy, justamente hoy... era uno de esos días. Así que me pongo a Piazzolla y me abandono a la nostalgia y los sentimientos. Por hoy, que sean ellos los que me lleven a este viaje diario por los recuerdos. Empiezo a olerte, a caminarte por donde más te duele. Allá por Aparicio Saravia ó el Borro... cómo no te va a doler tanta miseria? Cómo no sentirte lastimada cuando ves chiquitos descalzos, con los mocos cayendo como si fueran su documento de pobres. Si hasta parece que los llevaran con orgullo... y está bien, ellos saben que cuando los vemos con sus caritas llenas de mocos, nos hacen sentir mal, tanto a vos como a mí nos hacen daño. Sigo caminando y llego a 18 de Julio... decime... habrá notado la avenida mi ausencia de todos estos años? Yo quiero... necesito creer que sí, que los faroles y los bancos de la Plaza Independencia me extrañan, que las yiras... un día cualquiera le preguntaron a algún cuidacoches o a Carlitos el lustrabotas, por ese tipo de barba y traje siempre tan bien perfumado que nos saluda cuando pasa y que hace ya cinco años que no lo vemos. Me imagino y doy por descontado, que los mozos de todos los bares, boliches o como quieras llamarlos se tomaron una copa a mi salud cuando el avión estaba levantando vuelo desde Carrasco. De lo que sí estoy seguro es que en la peluquería me extrañan...claro... eso me lo dice el Gaby cada vez que hablamos por teléfono. Como verás, estoy tratando de no caminar por Malvín... pero sabés por qué? Si vos lo sabés mejor que yo... porque su recuerdo me lastima y mucho. Cuando pienso en Malvín no sólo lo camino, lo recuerdo y lo siento, sino que también lo huelo. El olor de los jardines recién regados, o a chorizo a las brasas del tablado del club en las noches de carnaval. El perfume y el color de los jacarandás y paraísos en flor después de una tormenta de verano. Y cuando bajás por Missouri... al cruzar Orinoco, empezás a ver como está la playa hoy...a ver... hay muchas olas o sea que está muy honda... no me quejo, cualquiera sabe que cuando Playa Honda está así, esos son los mejores baños que te podés dar! Te estaba contando que al llegar a Orinoco no solo veías como estaba el mar sino que también te envolvía una brisa marina como la que solamente Malvín te puede regalar. Si será peligrosa la nostalgia que yo no quería... pero ya estoy caminando por Malvín... Mirá que es hija de puta... la nostalgia, digo. Pero uno la quiere, quizás, y te lo repito...porque estoy convencido de que es mujer y a una mujer se la quiere y chau... qué se puede hacer con una mujer que permanentemente te seduce, más que terminar amándola? Quizás una noche de nostalgia colectiva, que sé yo... de borrachera cósmica, de locura generalizada o de sentimientos colectivos, allá en la rambla de Malvín se junten el Vampi, el Pope, el Gaby, el Flaco y Carlitos con la guitarra y cuando empiece a sonar el primer acorde, yo... desde aquí me sienta tan cercano a ellos que hasta podamos abrazarnos. Después... después tendríamos tanto para contarnos... porque como dijo Neruda... nosotros los de entonces, ya no somos los mismos. Ni nosotros ni vos podemos serlo. Hoy, no somos más que este montoncito de cosas que pudimos guardar dentro de cada uno de nosotros, tratando de conservarlas vivas después de tanto daño y desengaño, después de tanta partida inútil y de tanta ausencia. Llegará el día en que nuevamente, como dice también el Flaco, vagaré por tus anchas veredas hasta hacerte sentir otra vez enteramente mía. Porque vos y yo lo sabemos... me hiciste sentir tan feliz cuando me regalabas tus mejores estrellas, pude llorar contigo mis tangueces así como ofrendar a tu luna, en un ritual de amor... a mi primer hijo... y yo te sentí tan triste algunas veces mientras mirabas el mar como una dama vestida de gris...te amé tanto como se te debe amar, recorrí íntegras tus partes húmedas después de la lluvia como lo hacen los que inventan el amor todos los días, te vi despertar desnuda... amanecida... después de una noche de pasión. Por eso amo tanto a la nostalgia, porque sin ella no podría llegar a vos a través de la distancia y del tiempo. Pero todo...todo eso, es posible... porque una vez, vos y yo... vieja Montevideo... seguramente en una noche de verano... nos juramos amor eterno. Te deseo y te quiero tanto...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De la manera que describes a tu Montevideo se asemeja bastante a mi antigua Barcelona. El tono melancólico me trae el recuerdo lejano de sus ramblas. Vizca Catalunya! Vizca Montevideo!

Anónimo dijo...

Yo no se si la nostalgia es hombre o mujer. Si se que es mi pan de cada dia. Es (a veces) mi unica compañera. La que me deja soñar y recorrer mi historia, las playas, todo Malvin, y... otros barrios, otras historias. No podria pasar un dia sin abrazar mis nostalgias, a veces me hago daño y otras me siento feliz. Lo hago en silencio, conmigo misma, no dejo que nadie participe. Mi nostalgia es mia, hay cosas que los demas no entienden aunque uno las cuente con olores, colores y sonidos. Estoy de acuerdo contigo, hay que amar a la nostalgia, nos nutre de sensaciones y emociones. Nos da la certeza de que nuestros sentidos estan intactos y revivir en cada rincon de nuestro Montevideo experiencias unicas para cada uno. Suerte que vos tenes la capacidad de transmitirlas tan bien al resto de la gente que hasta se pueden sentir los olores. Gracias por refrescarme la memoria y hacer que mi nostalgia hoy se sienta tan importante que no me deje en todo el dia, y quizas hasta me haga llorar...y sonreir.

el gato utópico dijo...

Dice el maestro Sabina que: "...en Komala comprendi que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Cuando en vuelo regular pisé el cielo de Madrid, me esperaba una recién casada que no se acordaba de mi..." Y yo creo que es así, que quizás cuando vuelva a pisar nuevamente las calles de mi nuestra Montevideo, a lo mejor... ya nadie se acordará de mi o de ti. Pero aún así, sabiendo que será así... yo viajo todos los días hasta sus olores, hasta sus perfumes y sus amaneceres. Porque en lo único que puedo llegar a discrepar contigo es que estoy absolutamente seguro de que en mi caso, la nostalgia es mujer. Saludos