sábado, 30 de septiembre de 2006

Fito & Fitipaldis

Desde mi llegada, hace 3 años atrás, España sigue siendo una incógnita para mi. Más que España, los pueblos de España, al decir de Rafael Alberti. Hay días en los que sencillamente no los entiendo. Por más que me esmero... no puedo. Pero hay también de los otros. Son esos días en los que me reconcilio, me siento uno más aunque algunos no me dejen. Me quedo asombrado cuando hablando con un valenciano de 30 años acerca de Miguel Hernández, el tipo me pregunta en que equipo juega... Y me reconcilio enseguida, decía, cuando escucho a gente como el Fito, Chambao, Ojos de Brujo, Morente, por citar a los más desconocidos en el Sur. Porque hablar de Serrat, Sabina o el gran Paco de Lucía... no tiene gracia. Desde que escuché la primer canción del Fito, me identifiqué con el. Fue una canción que decía: “Sé que no puedo dormir... porque siempre estoy soñando... En invierno con el sol... con las nubes en verano.” Para mejor, el tipo viene de abajo, es la antítesis de un ganador de Operación Triunfo. El Fito es pelado, chiquito y encima feo... Su última formación se llama Fito y los Fitipaldis y para alegría de muchos, viene arrasando. Su biografía, que extracté de varias páginas de internet, dice más ó menos así: “En realidad sólo soy un camarero que un día se compró una guitarra”, declara Fiti (sin los Fitipaldis), un personaje canallesco al que el éxito le ha cambiado (para mejor) y se ha convertido en el rockero del año. Su anterior disco Lo más lejos, a tu lado, que tiene uno de los más bellos títulos que se recuerdan, ha vendido 140.000 copias, en sus giras (más de 100) convocó multitudes. Vivo para contarlo, es el título que recoge en un DVD los mejores momentos de esos conciertos. Y dice bien el título, porque Fiti ha estado a punto de no contarlo; pero la música le ha salvado. Su biografía hasta hace poco era todo lo menos parecida a una vida modelo, una vida muy canalla, pero no por una pose intelectual sino por circunstancias personales. Fito Cabrales, de 40 años, dos hijos, 1,64 de altura, 50 kilos de peso y camiseta de 3 euros, nació y vivió en una de las zonas más turbias de Bilbao. Fue un mal estudiante y pasaba sus horas trabajando como camarero y “esnifando toneladas de speed”, que le han dejado huella.
El año 2004 (el de su recuperación) ha sido una locura con final feliz: grabar su tercer disco, ingreso en una clínica para dejar las drogas, visitas al psiquiatra, pérdida de su pareja y... ¡reencuentro de un nuevo amor y el éxito musical!
Y todo en apenas 12 meses: “¡Uff, me quedan las neuronas justas para ir a por el pan!”, reconoce, ahora que le van bien las cosas sin perder la sonrisa ni esa simpatía díscola. Acaba de editar un nuevo trabajo, “Por la boca vive el pez” y a tan solo 15 días de salir a la venta ya es disco de platino. Me alegra profundamente que a este vasco, que escuché por primera vez a los pocos días de llegar a España le esté sucediendo cosas buenas, porque el Fito es uno de los nuestros. Un laburante, un soñador utópico, bah... como decía, uno de los nuestros.

Abrazado a la tristeza – Fito & Fitipaldis

Soldadito marinero - Fito & Fitipaldis

2 comentarios:

Luis dijo...

Che, buenísimo el muchacho éste... Al principio pensé que ibas a hablar de Páez y estaba por saltar (más allá de que te guste, a mí me parece que hace más de 10 años que no saca un disco como la gente, para mi gusto)...
Bueno, espero que haya del muchacho algo por acá...
Y me encantó lo del faso sujeto al encordado... Parece que todos los que fumamos (aunque yo hace bastante que no pruebe un faso) hacemos lo mismo (yo se lo había copiado a mi padrino)...

Y sí, estar en un escenario tocando la guitarra con el cigarrillo en la mano es medio complicado xDDDD

Abrazo

el gato utópico dijo...

Luis, vos sabés que del Páez solo la primera época, el resto... nada. Me alegra que te haya gustado este Fito, te mando un mail. Abrazo también.