domingo, 4 de febrero de 2007

Iemanjá, la diosa del mar...


En el borde de tu falda
hoy te vienen a entregar,
madre fuerza de las aguas...
flores blancas en el mar.

Hay flores en el mar...

En el borde de tus barcas
una tenue claridad,
y en los ojos de tus hijos
se te puede adivinar.

Hay flores en el mar...
se van las barcas de Iemanjá.

En el borde de tus aguas
hay un murmullo de sal,
son aladas tus espumas,
es salado tu cantar.

Hay flores en el mar...

Todos saben que en febrero
crecen flores en el mar
Quién no sabe que en febrero,
crecen flores en el mar...

Rúben Olivera

Cada 2 de febrero, ocurre el milagro... Negros, blancos y mulatos. Católicos, umbandistas y ateos. O como como en mi caso, agnósticos y curiosos. Pero todos van al mar para ofrendar a Iemanjá. En Florianópolis, justamente una de esas noches y llevado de la mano por mis amigos Edi y Joao, asistí a uno de los espectáculos más grandes y emotivos de mi vida. Desde el continente, se podía ver la isla entera iluminada por miles y miles de velas encendidas a lo largo de todo su contorno. Y la gente, toda la gente... unidos por el amor a Janaína, como la llaman en el sur de Brasil.

Iemanjá habita en las aguas de los mares y océanos. Llegó a tierras americanas traída por los esclavos nigerianos. Luego, el sincretismo la identificó con la virgen María, Stella Maris. Patrona de los navegantes, marineros y pescadores. Es la diosa del mar, la madre generosa, fértil y protectora. Dueña de todo lo que habita en el mar.

Recuerdos de mi infancia en Malvín... con la salida de la primera estrella, comenzaban a pasar por la puerta de casa personas vestidas de blanco y celeste rumbo a la playa. Llevaban pequeños barcos, cestas con fruta y muchas flores. Eran unos pocos... gente rara... Con el tiempo la fiesta fue creciendo y creciendo... Hasta llegar a nuestros días, donde cada 2 de febrero, Montevideo es una fiesta... Si bien en las playas Malvín, Buceo y Pocitos el movimiento es importante, en Playa Ramírez, la fiesta supera lo imaginable. Explotan los tambores y el canto habla del amor por Iemanjá y entonces la gente parece más buena... y lo dice un agnóstico...

Pero ojo... éste agnóstico, alguna vez también supo ofrendar flores blancas a Iemanjá...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen relato Gato. Pude sentir los tambores y la gente cantando en la playa. Tu blog es una isla entre tanta cosa intrascendente. Lo descubri hace unos dias buscando algo de Cat Stevens y te cuento que estuve horas leyendo el blog entero. Las historias que contas me hacen participar como si las viviera yo. Hasta me dieron ganas de conocer Montevideo. Te escribo desde Mar del Plata, Argentina. Un saludo afectuoso.

el gato utópico dijo...

Daniel:
Se agradecen los elogios che... de Cat Stevens a Iemanjá... quien lo iba a decir no? Mar del Plata... donde nació el Astor. Dijiste participar y como dice una amiga... hiciste nacer un pájaro. Un abrazo.

Gaby dijo...

Qué bueno , don gato! Esta cigarra mediterránea no conocía de ofrendas a lemanjá...cada rinconcito del mundo debe tener sus rituales y cada uno de ellos deben ser igualmente mágicos y maravillosos...
Un gran abrazo

Dosto dijo...

Muy buen relato Gato, sabia algo de Lemanjá por una película que hizo Penélope Cruz con el brasileño que hizo El Clon que no me acuerdo cómo se llama.
Debe ser impresionante esa imagen de la gente en la playa, de noche y con las velas encendidas que se pierden en el mar.
Muy bueno, Besotes desde Suarez.

el gato utópico dijo...

cigarra:
te digo cigarra? Me cuesta che... me cuesta. Lo de Iemanjá, al igual que muchas otras costumbres o creencias, nos vienen a través de la cultura afro-uruguaya. Basta con recorrer cualquier barrio de Montevideo para escuchar el sonido de los tambores. Un beso grande.

dosto:
La imagen es de una belleza tal que a uno lo supera. Pero más aún es sentir toda esa energía, y aunque a uno le cueste... es bueno ver como los demás tienen fe, llámense umbandistas, católicos, judíos... o lo que sea. Besotes desde Denia.

Mauro dijo...

Hay algo muy fuerte en arrojar flores al mar. Para mi tiene algo de ofrendar recuerdos, intentado que permanezcan para siempre al navegar en algo tan eterno como es el mar o quizás intentar re-ligar mar y tierra en una especie de comunión.

En polinesia, creo haber leido, el arrojar el collar de flores al mar cuando dejas una isla es simbolo de querer regresar algún día. Y si no lo leí..bueno, deberia haberlo hecho porque la idea es buena.

Dosto: La pelicula se llama "Las mujeres arriba". Penélope aparece como siempre, porque hay mujeres que no andan por ahí, simplemente aparecen, ella es uno de esos casos.

Saludos.

el gato utópico dijo...

mauro:
el mar... las flores... comunión... recuerdo a Sabina " en Komala comprendí, que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver..."
Un abrazo y mucho mar... mucha flor...

H dijo...

Hola!
Felicidades por tu narración, me emocionó mucho!. Tengo interés en conocer más sobre Lemanjá. Podrías recomendarme algún sitio o contarme un poco mas sobre la deidad en sí misma?
Te lo agradezco de corazón.
mi msn es ichivan18@hotmail.com
un abrazo mexicano!
Itziar

Anónimo dijo...

Sabía algo de esta hermosa historia sobre Lemanjá, vi la peli de la que hablan y además el tema lo escuché cantado por Drexler y es uno de mis favoritos...
Gracias de corazón por haber compartido esta narración, éstas cosas llenan el alma a uno no?
un abrazo fuerte
flowercita