miércoles, 18 de agosto de 2010

Tristeza...


Voz: uno
Música: "Tristeza" por Chango Spasiuk y "lluvia sobre los techos de Carabanchel"



Tristeza

digo tristeza y no lo es
porque no es ausencia ni reproche
te pienso y te me hacés lucecita en la ventana
sucede que esta noche,
el mar se me hace ancho y yo me siento isla
a esta hora y a miles de kilómetros de distancia
allá estarás vos desparramando ternura
y más acá estoy yo, mirando el cielo de madrid
este mismo cielo que está a punto de llorar…

la noche está por llorar
y es de puro compañera nomás
recién vuelvo de caminar carabanchel
y la plaza estaba quieta
y no aguanté tanto silencio
y me paré y busqué el sur
y te envié mi mejor beso
y fue entonces cuando los árboles
comenzaron con su rumor
de ramas que se acarician
iniciando el juego de las sombras

Y acaso sabrá este cielo?/
acaso sabrá este silencio?/
alguien sabrá escuchar mi grito?/
a esta hora, que es la hora de los amantes
cuando las camas crujen y los cuerpos sudan
cuando tu pecho y el mío
deberían ser puerta abierta
y tus manos buscarían las mías
y tu boca se me hace fruta madura
decido hacer nido en tu pelo
y posada en tus pechos…

pero nuevamente el mar se me hace grande
y la distancia se transforma en tristeza
y yo no quería…
porque nada de lo que me une a vos
puede ser triste ni lejano
tan solo amor y alegría
pero esta noche Madrid queda lejos de todo…
de mis afectos, de mi gente y de vos

tal vez mañana, al saludarme frente al espejo
todo me parezca regresar a su kilómetro justo
a su hora exacta/
tal vez pueda sentir tu olor
escuchar tu voz
besar tu rostro
pero esta noche sin luna
de zambas, milongas y chamamés
de gaviotas suicidas en mis playas vacías
de estar cansado de no tener un puto mango
de no poder abrazar al sol y a la luna

esta noche…
solo pido un instante de tregua
quiero mirar arriba y empaparme
con esta lluvia que comienza a caer
de puro compañera nomás… comienza a caer
vieja Madrid…
compañera entrañable
de mis desvelos
de amigos y mostradores
de gatas y gatos compañeros de vasos vacíos
vos me entendés y por eso llorás

porque su ausencia duele
porque esta noche
quisiera abrazarla y susurrarle
al oído tanta palabra ahogada
tanto amor jamás imaginado
el que también duele
el más puro y el más salvaje
de todos mis amores.

G.T.
(Madrid - agosto'10...escrito entre chamamés en una noche de lluvia y soledad). 

.

7 comentarios:

amelie dijo...

Amigo mío. Te abrazo. No sé si te sirve para algo en estos momentos bajos, pero lo hago igual. Quiérote. Besos naranjas

Anónimo dijo...

Un abrazo muy fuerte, Gato. Y el resto son sólo palabras.


María

Marple dijo...

Arriba Gato!!!
en caso de que la nostalgia sea imbancable acá en beshísimo pueblo del interior hay una habitación con vista a las coloniales torres de una catedral. Perdoná que no puedo ofrecerte rincón montevideno:)
así que

...lo que no mata fortalece y ....

¿cómo perder la fe
si hay una taza de Nescafé?:)

abrazos

ce dijo...

gato.no. la tristeza no. en qué habíamos quedado mi querido??? la tristeza no. que se vaya de una vez. que no tenemos espacio para ella. que no nos entra en la cama. que no tiene lugar en la mesa. que tiene un perfume muy empalagoso y nosotros estamos para otras cosas. nosotros estamos para participar en la poesía, como decía vinicius de moraes.
no. gato querido. esta vez no te dejo estar triste. te devuelvo tus abrazos. tus peces. tus golondrinas. para que te recojan en el aire y te quieran y te enfelicen.

Grupo Punto·Cachi dijo...

La lluvia que se llora, mancha que te mancha techos y miradas, igual que la luna, canta.

Cada gota llorada, cae finalmente dentro de una galera.
Galera de papel y barco.
Galera verde que te quiero verde.
Cuando alguien dirige el parche del bobo directamente al sur.
El sur, que fuma con la vista clavada en un adoquín, de pronto y repente: vibra. Tiembla.
Y pone, inevitablemente, su propio parche como segunda voz.
El sur, se escurre ausente de palabras y gentes, por su propia boca, hasta la brasa, para prenderse fuego y hacerse humo.

Y este nuevo humo, leve, liviano, con actitud casi solemne; pretendiéndose prestidigitador (ignorante por elección de límites o capacidades; sucede que en casos así, no es posible habilitar las reales limitaciones, porque nos quedaríamos quietitos), se quita la galera…
Para hacerla, primero, redecita.
Redecita donde cada pena –nacida en sur o norte, lo mismo es- se filtre.
Redecita capaz, de atrapar cada una de esas gotas, para procurarlas luego, remo.

Remo fuerte. Construido con lo que decanta de la pena –que a veces se viste de lluvias o distancias- y con el polvo que dejan en su sombrita los minutos al morir.
Argamasa que en si misma se resignifica.
Indisoluble.

El sur hecho humo, navegante es de una galera hecha barco, que hizo de la pena un remo.
Y desde ese puerto adoquín, guiado por estrellas que son un grito en el silencio, audible y claro; parte con la sonrisa –que también es silencio- por único timón.

Y la sonrisa, es risa. Y la risa, alegría. Alegría que se acrecienta, también sorda de límite, al ver que cerca de los techos de Carabanchel, enterados de una tristeza que maulla lluvia, otros Parches Corazón, se hacen orquesta. Orquesta que no da espacio a la pena.
Que con buenas palabras bien abrazan. Bien comparten. Y bien se ocupan.
¿Y cómo no hacer de tamaña alegría, festiva vela?
Si no existe viento más limpio que el querer del amigo. Querer que es naranja, o silencio, querer que es golondrina y peces.
Motivo más que suficiente, para atiborrar mostradores de copas y festejos.


Y pasa más aún:
El sur sabe, que el norte en verdad, es Sur también.
Por solo ser Sur, el sur sabe.
Sabe que bien pronto el Sur, podrá hacerse abrazo en el Sol y en la Luna.
Porque ellos le buscan. Porque ellos siempre le esperan.
Y porque ellos bien comprenden.
Y jamás abandonan.
No saben de abandonos.
Solo de presencia.
El Sol y la Luna, llevan en su Sur corazón, todo lo sabio y todo lo fresco del abrazo. Que es eterno.

Pasa, que el Sur les enseñó. Y ellos bien aprendieron.


De sur a sur. Siempre, de ida y vuelta, salvaje y puro.
Tu lucecita, faro.-

la maga dijo...

“Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.”

Ana dijo...

Muy bellas sus palabras, pero adhiero a lo que le dice ce...

Y parafraseando a los redondos en Ropa sucia, yo le digo: tristeza - fuera! Ahora mismo! Afuera!!

Ana